De Polonia a Chipre: los campeones de liga con los que nadie contaba

Pero la chicha de la campaña 22-23 ha estado en el fútbol minimalista, en el extrarradio, en esas competiciones que enamoran a Maldini pero que son inexistentes para el resto de los mortales. Según Relevo, hasta siete campeones primerizos (nueve si se tienen en cuenta los que aún ostentan el título de la temporada pasada, pues no todas las ligas han acabado) han florecido en los últimos meses.

Es sin duda la narrativa del Raków Czestochowa polaco la que más ha entusiasmado a los aficionados europeos. El club fundado en 1921 fue en su día uno de los escudos más famosos del país eslavo, pero en los noventa, como tantos otros, quebró y desapareció. Un acontecimiento que rompió el corazón a un preadolescente llamado Michal Swierczewski, que vio cómo el club de sus amores se desintegraba. Su vida continuó, se licenció en ingeniería informática y, con un grupo de amigos, al más puro estilo Steve Jobs, fundó una empresa de ordenadores.

Swierczewski acabaría convirtiéndose en el dueño de la tecnológica más potente de Polonia (X-Kom) y, una vez en la cima, su niñez reflotó. En 2014 compró lo que quedaba del Raków y nueve años después, lo hizo campeón. «Si no fuera por mi club sería mucho más rico», bromeaba el multimillonario tras la hazaña.

El Swift Hesperange luxemburgués también se ha ganado a pulso el que lo llamen campeón de liga por primera vez. Un club centenario (1916) que tiene el honor de contar entre sus filas con uno de los artilleros más letales de Europa: es francés, se llama Rayan Philippe y da un gol o una asistencia cada 82 minutos.

Tan orgullosos están sus hinchas como los del Larne norirlandés, creado en los campamentos británicos durante la ocupación del norte de la isla a finales del siglo XIX, o los del FC Farul Constanta, que tiene como entrenador y presidente al exjugador de Madrid y Barça Gheorghe Hagi. Ambos triunfadores en la última jornada.

FC Struga (Macedonia), Atlètic Club d'Escaldes (Andorra) y el Aris Limassol (Chipre), junto con el Valmiera FC letón y el BK Häcken sueco (estos dos últimos se juegan revalidar título en los últimos partidos) forman este grupo suicida, en el que nadie creía, pero que finalmente ha conseguido doblegar a la rutina.