Es fútbol y es femenino
El castigado romance de Willie Kirk
«Hay una jugadora internacional y un entrenador bastante conocido que tienen una relación sentimental sabida por muchos y algunas voces se quejan de que no se toma ninguna medida»
Sobre las inapropiadas (o no) relaciones sentimentales entre jugadoras
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Iniciar sesiónWillie Kirk, entrenador del Leicester femenino, fue despedido hace diez días tras una investigación interna del club por mantener una supuesta relación sentimental con una futbolista del equipo. Jugadoras, entrenadoras, entrenadores, técnicos, cuerpo arbitral… Todos trabajan en una misma 'oficina', les apasionan las mismas cosas, ... pasan muchas horas juntos, viajan, se concentran… Son inevitables e innumerables los casos de relaciones sentimentales que se entretejen en el ámbito del deporte, en este caso del fútbol femenino. No importa el país, no importa la categoría, ni siquiera el tirón mediático que tengan los protagonistas: las situaciones se repiten una y otra vez. ¿Tanto nos sorprende? ¿Es tan grave?
Pongamos por caso uno de los ejemplos de éxito del fútbol femenino español: el de la presidenta del Sporting de Huelva, Manoli Romero y el que ha sido durante muchos años entrenador del equipo y ahora su director deportivo, Antonio Toledo. El entrenador fue el último en lograr vencer al todopoderoso Barcelona en Liga, concretamente el 13 de febrero del 2019, venciendo por 2-3 en el mini estadio onubense. Manoli y Antonio se conocieron allá por 2001, cuando Manoli era una jugadora más del equipo de la Universidad de Huelva y Antonio fue nombrado entrenador. ¿Cuál fue el problema?
Cambiemos de banda, vayámonos a otros deportes. El entrenador de la esgrimista argentina María Belén Pérez le pidió matrimonio tras ser eliminada en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020. »Flaca, ¿te querés casar conmigo?», le espetó a vista de todos, con cámaras delante, luces y taquígrafos. Más cerca: Maialen Chourraut, guipuzcoana, piragüista y plurimedallista olímpica en Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, se casó con su entrenador, Xabier Etxaniz.
En el fútbol femenino, especialmente en segundas y terceras categorías, hay infinidad de casos de relaciones entre jugadoras y entrenadores que acaban en felicísimos y estables matrimonios. Javier García y Lorena Bardera, en el Madrid CFF, Agustín Sánchez y Ana Campo, en el Olímpico de Madrid, o Isaac Sáenz Barroso y Laura, en el Tres Cantos, por poner algunos ejemplos.
También hay romances que se llevan con teórica mayor discreción. Hay una jugadora internacional y un entrenador bastante conocido que tienen una relación sentimental sabida por muchos. Algunas voces, incomprensiblemente, se quejan de que no se toma ninguna medida disciplinaria ante esa situación . Y digo yo, ¿por qué debería tomarse si es una relación consentida por ambas partes, son evidentemente mayores de edad y ejercen su trabajo con disciplina y responsabilidad?
Hay otro caso conocido en el mundillo de la Liga F, donde además los protagonistas han coincidido en varios clubes, y sus gestoras seguro que sabían de esa relación (alguno sí forzó la salida de la futbolista).
El gran (y quizá único) problema de estas relaciones es la comidilla típica de vestuario de «juega porque es la novia/mujer del entrenador….», un comentario que destapa varias cuestiones, como que se dude de la profesionalidad del entrenador en su toma de decisiones, o de la calidad de la jugadora. Si es buena, ¿debería quedarse en el banquillo sólo por mantener una relación con el entrenador?
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Exhibición de Salma Paralluelo en un monólogo de España
Daniel Cebreiro
Hay que confiar en la profesionalidad y en la preparación de la gente. Es la única manera de lograr respeto en un deporte que durante tantos años ha estado estigmatizado y relegado a comentarios lamentables. Las jugadoras son profesionales. Dedican horas y horas al entreno físico y mental, se cuidan, responden. ¿Por qué cuestionar todo tanto? Es necesario recordar que hablamos de profesionales serios que no juegan precisamente en la élite: sus salarios son muy bajos y, a excepción de los que integran la Liga F, la mayoría deben compatibilizarlo con otros trabajos, sin tener una relación laboral acorde a la normativa.
Las dos preguntas que yo lanzaría a los gestores del Leicester son claras y directas. La primera, ¿por qué se echa a Kirk exactamente? Y la segunda, si tan grave es, ¿por qué sólo se despide al entrenador y no a la jugadora? Valoremos resultados, trabajo, dedicación y profesionalidad, y no aspectos que atañen a la esfera privada. Sólo cuándo incumplan con esos parámetros de calidad y seriedad en el trabajo, entonces sí, pasemos a cuestionar otras cosas. Por el momento, y desde mi humilde opinión, no creo que haga falta.
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