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Rebelión a bordo

Los jugadores de Francia se negaron ayer a entrenarse en protesta por la expulsión de Anelka

AFP

FERNANDO ITURRIBARRIA

La selección francesa busca a un traidor en su vestuario. Los jugadores «bleus» han emprendido la caza del soplón que cuenta a la prensa sus asuntos internos. Uno de esos trapos sucios colgados en la plaza pública ha derivado en el mayor escándalo del fútbol ... galo en los últimos tiempos. La crispación causada por la crisis derivó ayer en un nuevo episodio insólito cuando los jugadores se negaron a entrenarse en la sesión prevista para la tarde en Knysna en protesta por la expulsión de Anelka, según la carta que escribieron y que fue leída por el seleccionador, Raymond Domenech. Instantes antes, el capitán Patrice Evra había mantenido un violento altercado con el preparador físico Robert Duverne que obligó a Domenech a separarlos. El incidente, uno más en una serie reveladora de la degradación de la convivencia interna, motivó la dimisión fulminante de Jean-Louis Valentin, delegado de la Federación francesa. «Estoy asqueado, me vuelvo a París», anunció. Toda una rebelión a bordo

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