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Lamine Yamal se niega a crecer: un crío dueño del fútbol adulto
La estrella de la selección española, de 16 años, habla y actúa como un adolescente en un deporte de reglas y códigos
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Iniciar sesiónEn 4 minutos y 26 segundos que dura su comparecencia en la sala de prensa del Allianz Arena de Múnich como mejor jugador de la semifinal ante Francia, Lamine Yamal habla y actúa como un adolescente. Es un proyecto de hombre con sus brackets ... blancos, su corte de pelo en degradado que tanto le entusiasma, su 4º de la ESO aprobado y una sonrisa contagiosa que no pretende trascender, sino salvar los muebles frente a los periodistas. Es un crío al que De la Fuente intenta mantener con los pies en la tierra y nunca olvida el origen, ese 304 distrito postal de su barrio Rocafonda donde la vida cuesta algo más.
A Lamine se le acumulan los récords de precocidad mientras escucha en la sala contigua a Luis de la Fuente hablar de España, del mérito de sus jugadores, de la unión que hace la fuerza.
Es el mundo adulto que reclama a Lamine ser parte de él, a sus 16 años que este sábado serán 17, un menor de edad que arrasa con los registros. Es el futbolista más joven en marcar un gol en La Eurocopa, el más joven que alguna vez la disputó, el más joven que dio una asistencia a un compañero…
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Lamine, en términos generales, es el más joven. Es un talento que enamora a la afición por esa calidad y desparpajo con los que juega. Su gol es el más bello del campeonato, pero él no se da mayor importancia, sino que piensa en los demás. Piensa en su madre. «Hablé con ella y era su sueño. Estoy contento con que el gol haya sido así». Y también participa del gesto con el periodista que le ha hecho la pregunta: «Espero que hayas narrado muy bien el gol».
El francés Rabiot no hizo un comentario despectivo en el contexto de esa frase sesgada, «Lamine tendrá que hacer algo más si quiere pasar», sino que fue un elogio. «Lamine sabe enfrentarse al estrés, lo ha demostrado con su equipo y también en la Eurocopa. Hay que sacarlo de su zona de confort para que la semifinal pueda ser difícil para él y tenga que hacer algo más», dijo el centrocampista.
En el mundo de los mayores es más sencillo montar un incendio que traducir correctamente una declaración. El extremo, cuyo nombre completo es Lamine Yamal Nasraoui Ebana, ya ha rebasado otros récords con su club: el jugador más joven en un clásico, en participar en la Champions, en marcar un gol en la Liga, en llegar a 50 partidos con el Barça con 16 años… Y no parece que se vaya a detener el caudal.
Lamine juega a piedra, papel o tijera con Nico Williams para ver quién bebe antes de la botella tras una de las seis victorias de la selección. Es la despreocupación total que se enfrenta a los medios de comunicación en masa, turno de pregunta y respuesta, por primera vez en la Eurocopa.
Sus contestaciones esquivan las preguntas de los periodistas. Eres un icono, se le dice. «Intento no fijarme mucho en eso, si soy un un icono o no, no te ayuda nada, no suma nada, en el campo intento ayudar al equipo, y todo lo que sea eso ahí estaré», comenta.
Deschamps, el seleccionador francés, ha plegado el cable y se marcha de la Eurocopa en un clima tenso con la prensa de su país («es de muy poco respeto que me preguntes ahora si voy a estar en el Mundial», suelta), pero con un reconocimiento a la superioridad técnica de Yamal. «Merece el crédito que se le da, le hemos dado demasiado espacio en el gol, debimos tapar, pero su gesto técnico es perfecto».
A los que han conocido su trayectoria les sorprende menos el impacto de Yamal. Iván Carrasco, que fue su entrenador en las categorías inferiores, declaró al Sport: «Lo recuerdo como un niño que era muy consciente de su talento. En el deporte, la gente con talento tiende a ser muy egoísta, pero él no. Vi a un niño generoso que no buscaba reconocimiento». Y añadió: «Como entrenador pensaba: '¿qué puedo enseñarle, si hace cosas que ni yo me imagino en el banquillo?'».
Humildad, generosidad… Valores que enlazan con el modelo de las buenas personas instaurado por De la Fuente en un deporte donde el colmillo manda. «Su gol fue una genialidad. Él es un genio al que hay que cuidar mucho –dice el seleccionador–. Le recomiendo que siga con la misma humildad y con los pies en el suelo. Tiene actitud, profesionalidad y parece más experto de lo que dice su edad. Disfruta y celebro que sea español y juegue con nosotros».
La familia de Lamine proviene de Marruecos, su padre Mounir Nasraoui, y de Guinea, su madre Sheila Ebana. El matrimonio se separó hace unos años y el futbolista está muy ligado a su abuela paterna, Fátima, quien fue la primera emigrante cuando se trasladó de Tánger a Madrid. El año pasado un juzgado de Mataró condenó al padre de Lamine a una multa de 660 euros por lanzar huevos, arremeter contra una carpa de Vox y romper las gafas a un simpatizante de este partido. Mounir estaba el martes en el estadio del Bayern con la camiseta 19 de su hijo cantando «yo soy español, español».
A Lamine le preguntaron en ese tramo de 4:26 si tenía recuerdos de Eurocopas. Y él, un crío, respondió: «Siempre me acuerdo de la última Euro, cuando estaba con mis amigos en el centro comercial. Desde el minuto 60 he pensado, buaff, vamos a llegar a la final».
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