'Love, love, love': el amor era solo un estribillo
Crítica de teatro
La obra nos habla de esa fractura ideológica y de la factura de que los hijos pretenden cobrar a sus padres por el incumplimiento de un Estado del Bienestar caducado
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'Love, love, love'
- Texto Mike Bartlett
- Traducción Cristina Genebat
- Dirección Julio Manrique
- Escenografía Sebastià Brosa
- Vestuario Maria Armengol
- Iluminación Jaume Ventura
- Diseño de video Francesc Isern
- Caracterización Núria Llunell
- Espacio sonoro Damien Bazin
- Intérpretes Laia Marull, David Selvas, Clara de Ramon, Marc Bosch
- Lugar La Villarroel, Barcelona
El 25 de junio de 1967, a pesar del Telón de Acero, a pesar del Vietnam, a pesar de la Guerra de los Seis Días, la BBC emite un programa vía satélite que convoca a los cinco continentes a corear el 'All you need is ... love' de los Beatles. Entre los espectadores canoros está Kenneth (David Selvas), hippy veinteañero alérgico al trabajo que vegeta a costa de su hermano mayor Jammie (Marc Bosch). Jammie le presenta a Sandra (Laia Marull): su chica con minifalda ha hecho de la marihuana la forma de estar en el mundo. En aquella noche de verano Jammie acaba sin novia. Kenneth y Sandra unirán sus vidas en un matrimonio burgués con dos hijos: el modelo social que tanto denostaron en su juventud. Chalé adosado con jardín: de la comuna a la comunidad de propietarios
'Love, love, love' actúa de aderezo musical en la disección que Mike Bartlett (Oxford, 1980) aplica a la generación que predicó la revolución permanente y acabó votando la revolución conservadora de Margaret Tatcher o la 'tercera vía' de Tony Blair.
Estrenada en 2010, funerario guarismo de la recesión global, 'Love, love, love' nos habla de esa fractura ideológica y de la factura de que los hijos pretenden cobrar a sus padres por el incumplimiento de un Estado del Bienestar caducado. La letra de los Beatles que en 1967 sonaba a esperanza acabará sonando, cuarenta años después, como el estribillo de una caricatura.
Julio Manrique dirige con acierto esta ácida comedia con dos parejas bien avenidas en su registro interpretativo: David Selvas y Laia Marull son los padres progres que intentan sobrellevar el fracaso de sus hijos con la pregunta retórica del «¿qué hicimos mal?»: Clara de Ramon es Rosie y Marc Bosch, Henry.
La escenografía de Sebastià Brosa, la cortina transparente en la que aparecen imágenes de la Inglaterra del último tercio de siglo XX, el magnífico vestuario y caracterización de los personajes en cada etapa vital componen con verosimilitud el patético tránsito de la ilusión al desencanto.
De la sonrisa a la reflexión amarga: el improbable triunfo del amor cuando el amor solo es un estribillo, desgajado de todo sentimiento.
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