Londres: de Händel a Amy Winehouse caminando por un paso de cebra
Ciudades y música
Lugar de nacimiento de todo tipo de movimientos musicales, la capital británica tiene un sinfín de lugares icónicos para visitar
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Iniciar sesiónPocas ciudades aúnan tanta trascendencia para la música clásica y la popular como Londres, un lugar donde han confluido muchos de los genios más grandes de la composición e interpretación de los últimos siglos. Hay, de hecho, un punto en su mapa que lo ejemplifica ... a la perfección: la casa museo de George Frideric Händel y Jimi Hendrix.
Tal como su nombre indica, fue el hogar de dos revolucionarios de la música separados por más de doscientos años, y tiene una visita de lo más interesante y divertida. El recorrido combina las impresionantes habitaciones georgianas de la casa de Händel y el coqueto piso en el que Hendrix vivió durante su conquista de Inglaterra en la segunda mitad de los sesenta, pero hay mucho más: los dos son protagonistas de sendas exposiciones, hay una experiencia inmersiva dedicada al 'Mesías' en el Salón de Handel, y en la habitación del guitarrista rock se montan conciertos íntimos en los que el músico de turno actúa sentado en la cama con el público rodeándole sentado en el suelo. Abierta de miércoles a domingo, también ofrece charlas cada jueves, y los sábados se organiza el 'Guitar Day', en el que se invita a la gente a llevar su instrumentos para unirse a una gran orquesta de seis cuerdas que a veces actúa en el calle.
Centro neurálgico de todo tipo de movimientos culturales, la capital británica fue el 'Swingin London' en los sesenta, epicentro del punk-rock en los setenta, testigo del estallido del pop electrónico en los ochenta, escala obligada para los negocios del brit-pop en los noventa… así que hay un sinfín de lugares que visitar, tanto 'indoor' como al aire libre. A pie de calle van surgiendo varios puntos de homenaje a residentes ilustres como el David Bowie Memorial, en el barrio de Brixton (donde también está su casa natal, que puede contemplarse desde fuera pero no se puede visitar). Se trata de un mural que fue pintado por un artista callejero australiano en 2013, y que el día de la muerte de Bowie se convirtió en un centro de reunión espontáneo de fans que cubrieron la acera de flores, lo que hizo que el ayuntamiento decidiese cubrirlo con vidrio para preservarlo.
Otro selfi obligado para los 'bowiemaníacos' está en Heddon Street, un callejón paralelo a Regent Street, donde una placa conmemorativa señala el portal donde se hizo la mítica sesión de fotos para la portada del álbum 'Ziggy Stardust'. El paso de cebra de Abbey Road inmortalizado por los Beatles tampoco puede faltar en una ruta melómana, y ya viajando al siglo XXI, uno de los homenajes callejeros más visitados es el monumento dedicado a la cantante Amy Winehouse, una estatua de bronce a tamaño real ubicada en el Camden Market, que fue esculpida en 2014, poco tiempo después de su muerte.
Otro punto del mapa donde se hizo una foto de portada legendaria, la de '(What's The Story) Morning Glory?', de Oasis, es Berwick Street, en el barrio del Soho. Y no hace ninguna falta ser fan de los hermanos Gallagher para darse un garbeo por allí, ya que la calle entera es puro patrimonio musical de la ciudad. Allí estaba Hickford Rooms, una sala de conciertos donde un tal Wolfgang Amadeus Mozart de ocho años daba conciertos por las tardes, y que también acogió presentaciones de Händel, Thomas Arne o William Boyce. Aunque fue derribada en los años treinta, allí se levanta un pub que rinde tributo a su pasado con una placa que explica su historia. Pero lo más importante de Berwick Street es que es 'La Milla de Oro del Vinilo', ya que acoge la mayor concentración de tiendas de música independientes que existe en la ciudad.
Para ver actuaciones en directo, Londres puede ofrecer casi un sitio para cada día del año. La joya de la corona del circuito es el Royal Albert Hall, un lugar espectacular para presenciar cualquier tipo de concierto, que además tiene visitas guiadas. Si se busca algo más íntimo, el que más rezuma historia pop por las cuatro paredes es The 100 Club, que desde su apertura en 1964 ha catalizado todo tipo de revoluciones musicales, desde la llegada del blues de Muddy Waters y BB King, así como el boom mod de The Who y The Kinks en los años 60, el nacimiento del punk con Sex Pistols, The Clash y Siouxsie & The Banshees, las primeras 'Northern Soul All Nighters' en los años 80 y los primeros shows importantes de Oasis y Suede en los 90 o de Kings of Leon y The Horrors tras el cambio de siglo. Además, de vez en cuando da sorpresas bombasticas a su parroquia con conciertos sorpresa de grandes estrellas como los Rolling Stones, Metallica, Alice Cooper o Paul McCartney.
Más antiguo aún es The Troubadour, un histórico local independiente de música en directo, además de acogedor restaurante, pub, cafetería y jardín secreto. Inaugurado en 1954, rápidamente se convirtió en un vibrante centro cultural frecuentado por artistas, actores, escritores y músicos de todo el mundo. En los años 60 se consolidó como uno de los pilares del renacimiento del folk anglosajón recibiendo a figuras emblemáticas como Bob Dylan, Davey Graham, Martin Carthy, Judy Collins o Paul Simon; y a la vez, fue lugar de peregrinación para amantes del jazz por las actuaciones de referentes del jazz británico como Tubby Hayes, Lionel Grigson, Michael 'Spike' Wells, Mick Pyne, Daryl Runswick o David 'Happy' Williams, sin dejar de lado al rock ya que allí tocaron Hendrix o Led Zeppelin, entre muchos otros. Hoy en día sigue siendo un punto clave para la consagración de carreras, como las de Adele, Ed Sheeran o Florence & The Machine, pero también ostenta el título de epicentro de movimientos políticos: en 1958 acogió una de las primeras reuniones de la organización Ban The Bomb, en la que Gerald Holtom diseñó el mundialmente famoso 'Símbolo de la Paz' para la primera campaña contras las armas nucleares; y diez años después, tras los disturbios de mayo en París, fue refugio de manifestantes que huyeron de Francia.
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