Los Reyes tocan el cajón
La historia del cajón peruano que 'robó' el flamenco
reportaje
Hasta los años 70, el instrumento que este lunes tocaron los Reyes en el Congreso de la Lengua en Cádiz no había aterrizado en la música española
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Luis Ybarra
Parece que este instrumento percutivo ha estado en el flamenco toda la vida, pero no es así. Su incorporación, en realidad, es relativamente reciente. Hasta 1981 no aparece en un disco de estudio. Aterrizó en los 70, su uso se generalizó en los 80 ... y hoy, entrados en la primavera de 2023, lo toca hasta el Rey Felipe VI, como demostró su Majestad en la inauguración del Congreso de la Lengua en Cádiz, a las puertas del teatro Falla, el pasado lunes.
Esta hazaña, como tantas otras, es obra de Paco de Lucía. En los años 70 andaba de gira por el mundo con un incipiente sexteto que haría trocar el curso de la historia musical. 'Fuente y caudal', el álbum en el que se incluyó 'Entre dos aguas', y 'Almoraima' quedaban ya a la espalda, pero la búsqueda rítmica continuaba. Qué digo: se incrementó junto a la armónica. Y en 1977, en una fiesta en casa del embajador español en Perú, germinó una idea.
Paco de Lucía descubrió allí el cajón peruano. Entendió, a la perfección, que el sonido agudo y grave se asemejaba en cierto modo a la planta y el tacón del bailaor. Y que aquello tenía beneficios con respecto a otros instrumentos. Por ejemplo, su golpe seco en la madera no daba tonos, algo que sí hacían las percusiones en pieles, como las congas y bongós que venían utilizando en la formación. Además, su tamaño reducido lo hacía idóneo para el transporte. Su precio, asequible para muchos gitanos y flamencos que sin dificultad lo guardarían en el armario. Lo de las casas reales entonces no lo habrían imaginado.
El Rey Felipe se anima a tocar el cajón flamenco en la puerta del Falla en Cádiz
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En 1981 el Sexteto de Paco de Lucía graba su primer disco: 'Solo quiero caminar'. Llevaban años de éxtasis creativo, pero aún no se habían encerrado en el estudio para registrar sus hallazgos. Entre los acordes de aquellos tangos que traen consigo flautas y bajos eléctricos, se cuelan también las manos de Rubem Dantas, el primero en sentarse en el cajón a percutir y zarandear sigilosamente los cimientos. Ese mismo año, también con el sello Phillips, Camarón publica 'Como el agua'. Tras los guantazos comerciales recibidos por 'La leyenda del tiempo' (1979), el de la Isla le sugirió algo a su productor, Ricardo Pachón: «El próximo de guitarrita y palma». Sin embargo, en segundo plano, aunque con enorme protagonismo, se apareció también el cajón, que de aquí en adelante forma parte de la banda sonora de esta y otras músicas.
Lo que se denominó Nuevo Flamenco en los 90 tomó como bandera este viejo instrumento cuyo origen se remonta al siglo XVII, cuando los esclavos afroperuanos esquivaron cierto tipo de censura. Como solución a la prohibición eclesiástica del uso de tambores, con lo que se trataba de evitar atávicos sistemas de comunicación, emplearon estas pequeñas cajas de madera para continuar con su fiesta en otra parte. Esto sucedió en la en la zona de Chincha, al sur de Lima, como aclara la investigadora Mª Elena Guerrero García en su estudio 'Del cajón peruano al cajón flamenco'.
Siglos después, ya en España, Antonio Carmona hacía apología del ritmo desde Ketama. También Paquito González, Agustín Diassera, Bandolero, Dr. Keli y otros tantos percusionistas profesionales vinculados al cajón. El mundo de la sevillana y del pop patrio lo tomó prestado acto seguido. Y en 2001, de nuevo en Perú en esta suerte de idas y vueltas, lo declararon Patrimonio Cultural de la Nación, una forma de reivindicarlo. Que el Rey Felipe VI muestre ahora su destreza con las manos consolida la implantación de un sonido resignificado después de tanto vuelo.
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