Descubren papiros egipcios falsificados en una de las mayores colecciones de España
Textos falsos, fragmentos pegados del revés y tintas modernas desenmascaran manipulaciones que incrementaron en su día su precio en el mercado de las antigüedades
La fascinante historia nunca antes escrita de los Rollos del mar Muerto
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Iniciar sesiónAlgo no le cuadraba a María Jesús Albarrán en ese papiro egipcio del siglo VIII procedente de un antiguo santuario copto descubierto a principios del siglo XX en Bawit, a más de 300 kilómetros al sur de El Cairo. En esa orden de pago ... de vino del monasterio de Apa Apolo figuraba la firma del abad, 'Daniel', pero a su nombre le faltaban las dos primeras letras. En su lugar, extrañamente, se leían otros caracteres.
La investigadora del Departamento de Estudios de Próximo Oriente Antiguo del CSIC pensó en un principio que el documento había sido reutilizado en la antigüedad, pero pronto se dio cuenta de que el papiro había sido parcheado con otros dos pequeños fragmentos para que pareciera estar completo. Desde entonces, esta experta ha descubierto más de una veintena de papiros falsificados en la colección Palau-Ribes, una de las más importantes de España.
Formada en los años 60 y 70 por el jesuita catalán José O'Callaghan (1922-2001), la colección Palau-Ribes consta de unos 2.000 manuscritos, entre papiros, pergaminos y ostraca (cerámicas con escritura), que están depositados en el Archivo histórico de la Compañía de Jesús en Barcelona. Es una de las mayores colecciones del país, junto con la que atesora la abadía de Montserrat , unos 1.700 papiros reunidos por el monje Bonaventura Ubach y el sacerdote Ramón Roca-Puig, y con los alrededor de 350 'Papyri Matritenses' de la Fundación Pastor .
O'Callaghan -que se hizo famoso por su teoría de que uno de los manuscritos del mar Muerto, el papiro 7Q5 de Qumrán, contenía un texto del Evangelio de San Marcos, hoy rebatida- estaba especialmente interesado en los papiros bíblicos. Por eso, gracias al mecenazgo de su cuñado, Josep Palau-Ribes, adquirió en el mercado de antigüedades un buen número de manuscritos en griego, pero también en árabe, latín, hebreo, siríaco y en los cuatro sistemas de escritura egipcios (jeroglífico, hierático, demótico y copto).
La colección papirológica abarca desde fragmentos del Libro de los Muertos del siglo X a.C. en jeroglífico a escritos en árabe del siglo XV. Manuscritos de variados tamaños entre los que destaca un códice del siglo V en pergamino con el único Evangelio de Lucas en copto sahídico completo y el más antiguo del mundo, según señaló el historiador jesuita Charles E. O'Neill.
O'Callaghan y otros estudiosos con los que contactó fueron dando a conocer esta colección a través de la revista 'Studia Papyrologica' que él mismo creó en 1962 y que estuvo en activo hasta 1983. Hoy continúa su estudio el equipo del proyecto Dvctvs dirigido por Alberto Nodar, profesor de la Universidad Pompeu Fabra y conservador de la colección Palau Ribes. «Queda por catalogar el 30% de la colección», señala Albarrán, investigadora del fondo copto, el mayor detrás del griego. Estos manuscritos suponen el 40% de los reunidos por O'Callaghan, aunque apenas se habían editado hasta ahora una treintena de papiros.
Arqueología de museo
La especialista en Egipto en la Antigüedad Tardía emprendió la tarea de hacer 'arqueología de museo' con los documentos coptos, catalogando los fragmentos de la Palau-Ribes e intentando casar estos papiros con los de otras colecciones, como la de la Universidad de Colonia o la más cercana de la abadía de Montserrat. «Se compraron por lotes en la misma época y muchas piezas están en relación», señala Albarrán mientras muestra a ABC un papiro sesgado de forma limpia, no por deterioro natural.
La egiptomanía desatada desde finales del XIX catapultó el interés de coleccionistas europeos y norteamericanos por los papiros y también la picaresca de los mercaderes de antigüedades, que seccionaron documentos en piezas hoy repartidas en distintas colecciones. Un grupo de fragmentos literarios cristianos de la colección Palau Ribes, por ejemplo, parecen formar parte de un mismo códice que un texto de Montserrat, de dos piezas de la colección de Duke y de otro fragmento de Colonia, según concluyó Sofía Torallas, responsable de la colección de la abadía de Montserrat y miembro del proyecto 'Redes de Papiro' en el que también trabaja Albarrán. «Creemos que O'Callaghan compró a través de los mismos intermediarios que Roca-Puig, unos monjes trinitarios que estaban en El Cairo, y llegarían a los mismos vendedores», comenta esta última.
En los lotes cerrados que adquirían los coleccionistas de papiros también era habitual que se 'colaran' documentos de escasa fiabilidad. O'Callaghan llegó a separar algunos y escribió indicaciones de «ojo, dudosos» en la carpeta de papel secante que los conserva. «Son fragmentos de papiro antiguos en los que una mano escribió después, originales en su material, pero con escritura falsa, que no dice nada«, explica la experta. Hasta »había uno con boli«, añade.
Puzzles manipulados
Otros, en cambio, pasaron por auténticos durante años, hasta que Albarrán descubrió el engaño. En su búsqueda de documentos procedentes del monasterio de Apa Apolo de Bawit no solo encontró ese pequeño recibo de vino manipulado. Entre los 70 documentos que identificó con origen en este mismo santuario que estuvo activo entre los siglos VI y X y del que proceden cientos de manuscritos, muchos de excavaciones ilegales, había más papiros que habían parcheado para aumentar su precio.
En cinco de estos manuscritos manipulados, de tamaño considerable, descubrió varios fragmentos auténticos, pegados boca abajo o del revés, aunque con cuidado de que los textos siguieran una misma línea para no llamar la atención a primera vista. «Son documentos artificiales, creados por alguien que no conoce la lengua ni el alfabeto, con originales recortados y pegados para simular un documento entero«, describe Albarrán, que ha bautizado estos papiros como 'glutinata'. En huecos en blanco también escribieron caracteres que imitan letras antiguas en los que con el tiempo se va notando cada vez más que la tinta es distinta.
«Quizá O'Callaghan vio en ellos algo extraño, porque los tenía aparte», continúa la investigadora mientras muestra en su parte posterior las separaciones de los trozos y cómo el falsificador quiso envejecer aún más el documento, ensuciándolo con tierra y paja. Era una práctica extendida en el mercado de antigüedades de la época.
Los cinco papiros están confeccionados con retazos de los siglos VII y VIII, los de mayor actividad del monasterio de Bawit y de los textos originales se deduce que eran cartas personales de los monjes de la comunidad y documentos económicos relacionados con la vida monástica. «Si lográramos reunir los textos originales serían valiosos porque ayudarían a la reconstrucción de ese archivo monástico, a conocer cómo era el sistema social, económico y cultural del momento. Ayudarían a la reconstrucción de la historia de Egipto de esa época«, remarca la experta.
Las falsificaciones aportan, sin embargo, otro tipo de información también valiosa porque muestran cómo fueron esos años del 'boom' de la egiptomanía, desde finales del siglo XIX hasta la década de los 70, en los que funcionó libremente en Egipto el mercado de las antigüedades.
Albarrán está convencida de que a medida que vayan catalogando la colección Palau-Ribes saldrán a la luz más papiros manipulados. «Todas las colecciones tienen», apunta. En el British Museum se descubrió un documento hecho con fragmentos pegados erróneamente como en un puzzle mal hecho, por ejemplo, y en el museo nacional de Liverpool conservan falsificaciones realizadas por el famoso falsificador griego Constantin Simonides en la segunda mitad del siglo XIX.
Muy sonado fue el caso del 'evangelio de la esposa de Jesús' que se presentó en el Instituto Agustiniano del Vaticano en 2012 y después se comprobó que era falso, o el del célebre papiro de Artemidoro, un gran rollo de más de dos metros y medio, del que se dijo que era una falsificación y ahora hay expertos que defienden su autenticidad.
Quizá más pronto que tarde se aclaren estas y otras dudas y se sepa también con certeza si el rollo mágico que O'Callaghan dio por bueno es auténtico o se trata, como sospecha Almazán, de otro papiro original con escritura falsa. «Está en la lista para hacerle un análisis de la tinta», avanza la investigadora del CSIC.
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