Nuevo intento de Elon Musk para volar su megacohete Starship

Así lo cuenta SpaceX en un comunicado en el que explica que, si bien la ventana de lanzamiento se abre el lunes 13 de enero a las 16.00 CT, «el cronograma es dinámico y es probable que cambie», no solo de hora, sino también de día, ya que Musk tiene permiso para lanzar desde sus instalaciones en la playa de Boca Chica (Nuevo México, EE.UU.) hasta el jueves 16 de enero. Así ha sucedido.

La estructura de Starship está formada por dos partes: por un lado, la primera etapa, llamada SuperHeavy, de más de 70 metros de altura que se impulsan con 33 propulsores Raptor; y Starship o Ship, la etapa superior de unos 50 metros de alto en la que está previsto que viaje la carga (incluidas, en un futuro, las tripulaciones humanas) y que consta de otros 6 propulsores. A los tres minutos del despegue, ambas etapas se separarán y continuarán caminos separados: SuperHeavy tendrá un breve viaje parabólico que le llevará en menos de siete minutos hasta su regreso en el Golfo de México, si todo va a bien, a ser capturado de nuevo al vuelo por los palillos de la plataforma de aterrizaje.

Starship completará una vuelta más larga hasta casi rodear la Tierra. En ese trayecto, desplegará su carga, diez simuladores de satélites Starlink, además de llevar a cabo el encendido de motores en el espacio. Después llevará a cabo un amerizaje suave en el Océano Índico, por lo que no veremos esta vez la recuperación de la etapa superior.

El cohete, que forma parte de la nueva generación de Starship, cuenta con nuevas mejoras, sobre todo enfocadas a sumar fiabilidad y rendimiento a la etapa superior. En concreto, se han reducido las alerones delanteros y se han desplazado hacia la punta del cohete, lejos del escudo térmico, «lo que reduce significativamente su exposición al calor de reentrada, al tiempo que simplifica los mecanismos subyacentes y las teselas protectoras», explican desde SpaceX.

También se ha rediseñado el sistema de propulsión, con motores un 25% más grandes, además de incluir en el escudo térmico nuevas teselas y una capa de respaldo para protegerlo de las piezas que se desprendan o se dañen. Este sistema es crítico en la reentrada, en la que el cohete tiene que soportar temperaturas de más de 1.600 grados.

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También se han introducido mejoras en la aviónica del cohete (los sistemas que recolectan y elaboran las informaciones de los sensores y toman las decisiones oportunas para que los actuadores realicen las maniobras requeridas por el lanzador), aumentando su capacidad de cara a misiones cada vez más complejas, así como la integración de nuevas antenas de comunicación, sensores de navegación inercial y seguimiento de estrellas rediseñados. «Con Starlink, el vehículo es capaz de transmitir más de 120 Mbps de vídeo y telemetría de alta definición en tiempo real en cada fase del vuelo, lo que proporciona datos de ingeniería invaluables para iterar rápidamente en todos los sistemas», indican desde SpaceX.

Además se llevarán a cabo varios experimentos para estresar al máximo al cohete durante la reentrada. Por ejemplo, en la etapa superior de Starship, se quitará una cantidad significativa de baldosas para probar las áreas vulnerables del vehículo, además de probar diferentes materiales.

Mientras tanto, Super Heavy reutilizará uno de los motores que sobrevivió al quinto test de Starship (en el que la primera etapa fue rescatada por los palillos de torre). El objetivo es que aquellas espectaculares imágenes se vuelvan a repetir. Sin embargo, si no se cumplen las condiciones necesarias de seguridad, el cohete se dirigirá al Golfo de México para realizar un aterrizaje con fuego y un suave amerizaje, lo que probablemente resulte, como en la última prueba, en una explosión final. la decisión se tomará durante el vuelo, por lo que hasta minutos antes del aterrizaje, no se sepa su destino final. «No aceptamos concesiones cuando se trata de garantizar la seguridad del público y de nuestro equipo, y el regreso solo se llevará a cabo si las condiciones son las adecuadas», indican desde la compañía.

El objetivo de Starship es más que ambicioso: la idea es utilizar este enorme lanzador para las próximas misiones a la Luna y, después, a los primeros moradores humanos en Marte. Y este año será una enorme prueba de fuego para probar que SpaceX tiene lista su parte, una de las más vitales del nuevo Programa Artemis, la continuación de las misiones Apolo, aunque con la vista puesta también en el Planeta Rojo.

«Este nuevo año será transformador para Starship -señalan desde la compañía-, con el objetivo de reutilizar todo el sistema en línea y realizar misiones cada vez más ambiciosas a medida que avanzamos hacia la posibilidad de enviar humanos y carga a la órbita de la Tierra, la Luna y Marte».