Nuestra especie llegó a Asia miles de años antes de lo que se pensaba

Codirigido por el paleontólogo Francesco d´Enrico, de la Universidad francesa de Bordeaux, un equipo internacional de investigadores, entre ellos el español Andreu Ollé, de la Universidad Rovira i Virgili, en Tarragona, ha vuelto a examinar una serie de artefactos y fósiles extraídos del yacimiento de Shiyu, en el noreste de China, y ha determinado que fueron creados hace 45.000 años por Homo sapiens. El hallazgo se acaba de publicar en el último número de 'Nature Ecology & Evolution'.

Se trata de la evidencia más temprana de humanos modernos en Asia oriental, e implica que en ese momento nuestra especie ya estaba bien establecida en Shiyu. El yacimiento se excavó inicialmente en 1963, en plena revolución cultural, y ese, en palabras de d´Enrico «no era el mejor momento para encontrar un sitio tan importante».

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Conocido desde hace décadas como un lugar de gran importancia arqueológica, Shiyu estuvo habitado ininterrumpidamente durante largos periodos de tiempo: la secuencia sedimentaria, de hecho, tiene 30 metros de profundidad y sus distintas capas se fueron depositando a lo largo de decenas de miles de años. Enterrados en el sedimento, los arqueólogos encontraron en los 60 una rica variedad de herramientas y artefactos (unos 15.000 objetos de piedra, además de miles de huesos de animales), fabricados y utilizados por las personas que vivieron allí a lo largo del tiempo. Pero solo hallaron un único fósil de homínido, el fragmento de un cráneo que, en su día, fue identificado como de Homo sapiens.

Algunos de los artefactos se transfirieron después a Pekín, pero la mayoría, incluido el hueso de cráneo, se quedaron en instalaciones locales y se acabaron perdiendo. Hoy, dice d´Enrico «tenemos quizás solo el 10% de las herramientas de piedra».

Sin desanimarse, los científicos emprendieron nuevas excavaciones en 2013. Y bajo la dirección de Shi-Xia Yang, de la Academia de Ciencias de China, un equipo internacional de paleontólogos ha trabajado en el yacimiento desde entonces para caracterizar el sitio con el mayor detalle posible. Tras seleccionar una gran cantidad de artefactos disponibles, estudiarlos a fondo y llevar a cabo nuevos análisis de datación, Yang y sus colegas descubrieron que la capa más antigua de la secuencia se había depositado hace unos 45.000 años. El análisis de los artefactos, además, reveló toda una variedad de habilidades tecnológicas, entre ellas la llamada 'técnica de Levallois' para tallar piedra, mucho más antigua, desarrollada en Europa hace unos 250.000 años.

D'Errico confía en que, en su momento, el cráneo hoy desaparecido fue identificado correctamente, ya que los excavadores «tenían conocimientos». Por tanto, y junto a esta evidencia que ahora ha sido imposible volver a comprobar, el nuevo estudio implica que los humanos modernos llegaron al norte de China hace unos 45.000 años. Lo cual retrasa la llegada de nuestra especie a Asia oriental en unos 5.000 años. Hasta ahora, el sitio más antiguo de Homo sapiens en China era la cueva de Tianyuan, con una antigüedad de 40.000 años.

A medida que los humanos modernos fueron llegando a nuevas áreas, se encontraron con homínidos que ya vivían allí, como los neandertales en Europa y, más al este, los denisovanos. Del mismo modo, es posible que también en Asia haya habido intercambios culturales. Algunos artefactos de Shiyu, en efecto, parecen más bien herramientas humanas arcaicas.

También hay pruebas de intercambios a larga distancia. Los investigadores, por ejemplo, identificaron cuatro fragmentos de obsidiana, un vidrio volcánico que sólo podría haber sido obtenido muy lejos, al menos entre 800 y 1.000 kilómetros, lo que sugiere comercio, viajes, puede que ambas cosas.

«Comprender las complejidades de nuestro pasado antiguo - dice por su parte el arqueólogo Michael Petraglia, de la Universidad Griffith, en Australia, y coautor del estudio- puede ofrecer conocimientos de incalculable valor sobre los diversos caminos seguidos por nuestros antepasados y la riqueza de la adaptación humana. Este descubrimiento en Shiyu revela una historia cautivadora de la migración humana temprana y la fusión cultural, ampliando nuestro conocimiento sobre nuestros orígenes y la notable adaptabilidad de Homo sapiens».