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El capricho humano impulsa la evolución y hace que perros y gatos se parezcan más entre sí que a sus ancestros

La crianza intensiva ha producido carlinos, pequineses y gatos persas con caras 'aplastadas', rasgos que hacen las delicias de algunos dueños pero que enferman a los animales y que les impedirían sobrevivir solos en la naturaleza

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Un carlino y un gato persa se parecen más entre sí que a otros miembros de sus propias especies AdobE Stock
Judith de Jorge

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Cara redonda, ojos grandes, nariz de botón y una irresistible expresión casi infantil. A través de la crianza intensiva, los humanos han impulsado la evolución de algunos perros y gatos para que tengan cráneos y caras 'aplastadas' muy similares, de forma que un carlino ... o un pequinés se parecen más a un gato persa que a la mayoría de los miembros de sus propias especies o a sus ancestros.

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