¿Son los aerosoles la vía de contagio más importante del Covid-19?
Las microgotas que se quedan suspendidas en el aire son un foco relevante, pero no el más importante, según físicos de la Universidad de Ámsterdam
El tamaño de las habitaciones, la ventilación y la carga vírica juegan un papel crucial a la hora de la supervivencia del virus

La transmisión del coronavirus por aerosoles, las diminutas partículas de fluido que quedan suspendidas en el aire después de hablar, toser o estornudar, centran muchos de los debates científicos: mientras la Organización Mundial de la Salud se resiste a señalar esta vía como una ... de las principales para la rápida expansión mundial del SARS-CoV-2 , hace unas semanas, una carta firmada por un nutrido grupo de investigadores estadounidenses afirmaba que existían « abrumadoras pruebas » sobre su incidencia en la pandemia. Ahora, un nuevo estudio sobre física de fluidos viene a arrojar algo de luz sobre el asunto: los aerosoles son, efectivamente, una importante forma de transmisión del virus, pero no la principal .
Así lo afirman físicos y médicos del Instituto Van der Waals-Zeeman de la Universidad de Ámsterdam, quienes acaban de publicar sus resultados en la revista « Physics of Fluids ». «Todos estamos de acuerdo en que los aerosoles son una vía importante para la transmisión del virus, pero la pregunta es si es la más relevante», explica a ABC Daniel Bonn , director del instituto holandés y principal autor de la investigación. «Nuestro estudio sugiere que los aerosoles no son una forma muy eficiente de propagación de coronavirus porque no hay muchas partículas del virus en las gotas de aerosol».
Experimentos con rayos láser
El equipo llevó a cabo dos experimentos : por un lado, hizo hablar y toser repetidamente a unos voluntarios en una pequeña bolsa de plástico, lo que les permitió pesar el contenido de la misma. Después, los participantes hicieron exactamente las mismas acciones frente a un escáner láser, lo que otorgó a los investigadores una detallada «fotografía» en la que pudieron observar perfectamente la densidad de los aerosoles; es decir, fueron capaces de cuantificar las microgotas y ver cómo se dispersaban.
Los resultados del estudio indican que la probabilidad de infección después de que un portador con síntomas leves haya tosido en el área es « bastante baja », y se reduciría aún más si esa persona solo hubiera hablado.

Aeropuertos sí, ascensores no
Pero esto no quiere decir que los aerosoles sean totalmente inocuos: «La ventilación moderna hace que el riesgo de infección por aerosoles no sea muy grande. La cantidad de virus en las gotitas pequeñas es relativamente pequeña, aunque se vuelve peligrosa si se trata de una habitación mal ventilada durante un tiempo relativamente largo con una persona infectada, o minutos después de que la persona enferma haya tosido allí», puntualiza el investigador.
Es decir, las probabilidades aumentan considerablemente dependiendo de la carga vírica, el tipo de sala y la ventilación. Así lo demostró el mismo equipo, que publicó en septiembre otro estudio en la revista « Indoor Air » con un experimento similar realizado en una cabina de un ascensor de hospital , donde en su uso cotidiano las puertas permanecen abiertas solo entre un 10 y un 20% del tiempo. «Descubrimos que durante su funcionamiento normal se necesitan entre 12 y 18 minutos antes de que el número de partículas de aerosol disminuya en un factor de 100. Sin embargo, cuando las puertas del ascensor están permanentemente abiertas, este tiempo se reduce de 2 a 4 minutos», afirma el físico.
«Una sola tos produce alrededor de un millón de gotas de aerosol, por lo que si alguien está gravemente infectado es suficiente para hacer que una habitación pequeña sea insegura durante 10 minutos»
Según explican en esta investigación, el esputo infectado con SARS-CoV-2 (la mezcla de saliva y moco que se expele al toser) de pacientes hospitalizados pero con sintomatología leve puede transportar entre 10.000 y 1.000 millones de copias de ARN del virus por mililitro. Las personas, solo hablando, pueden producir unos cientos de miles de gotas por minuto; pero una sola tos puede generar millones. Respirar el aire después de que una persona enferma haya tosido o hablado dentro de un ascensor «implica una ingesta potencial de decenas a miles de copias del coronavirus por minuto», afirman los investigadores, si bien la cantidad vuelve a depender de la carga vírica del paciente. «Se desconoce la dosis mínima infecciosa; sin embargo, se cree que la gravedad de los síntomas del coronavirus es proporcional a la dosis que causa la infección», explican.
«Una sola tos produce alrededor de un millón de partículas de aerosol, por lo que si alguien está gravemente infectado, esto es suficiente para hacer que una habitación pequeña sea insegura durante unos 10 minutos», afirma Bonn. Sin embargo, la tendencia cambia si hablamos de lugares públicos amplios : «Según los resultados, podemos observar que, en términos de aerosoles, es relativamente seguro entrar en edificios modernos bien ventilados, como aeropuertos, estaciones de tren...».
Como conclusión a ambos estudios, el autor afirma: «Si evita los espacios concurridos mal ventilados y las personas que producen muchos aerosoles con grandes cantidades de virus (los llamados superpropagadores ), el riesgo de infección por aerosoles no es muy alto. También se deben evitar los ascensores, las salas de reuniones mal ventiladas, etc».
La eficacia real de las mascarillas y el distanciamiento social
Todos los experimentos se hicieron sin tener en cuenta el uso de mascarillas , pero aún así los autores recalcan que las conclusiones respaldan su uso, además de otras medidas como el distanciamiento social o extremar la higiene. «A veces las gotas son tan grandes que caen al suelo aproximadamente a un metro de la boca. Por ello, si quiere minimizar el riesgo de infección, no solo debe mantener el metro y medio de distancia con las personas, sino también asegurarse de que la habitación en la que se encuentra está bien ventilada. Y lavarse las manos».
Los siguientes pasos serán introducir otras variables, como las diferentes características en los equipos de ventilación de los distintos edificios y llevar a cabo nuevos modelos que puedan predecir el comportamiento del virus y sus vías de transmisión. «Todo esto ayudará a combatir la pandemia, y eso es lo que necesitamos».
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