Síndrome del atracón: qué es y por qué se dan más casos en Navidad
Cuando atiborrarse de comida no es un acto puntual ni esporádico sino una dinámica precedida de pensamientos que generan angustia y ansiedad nos encontramos ante un problema que debe tratarse con un profesional
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No es raro haber sufrido en algún momento de la vida los efectos de lo que se conoce como un atracón de comida de forma puntual en alguna celebración, en una comida especial o con un alimento especialmente deseado. Es algo que, según explica la ... Dra. Marisa Navarro, experta en salud emocional, puede darse de forma esporádica pero se convierte en un problema cuando es algo repetitivo ya que en ese caso estaríamos ante el llamado «síndrome del atracón».
Así, las personas que sufren este síndrome son aquellas que se dan atracones de comida de forma regular, mínimo una vez por semana, y además suelen hacerlo en soledad o incluso a escondidas. Durante esos episodios estas personas comen grandes cantidades de alimentos en muy poco espacio de tiempo y viven sentimientos de descontrol pues no pueden parar de comer y no pueden controlar lo que está sucediendo. «Tras estos episodios se sienten muy culpables y avergonzados y se proponen que no va a volver a ocurrir pero, pasado un corto periodo de tiempo, se repite el atracón y vuelven a sentir que no pueden evitarlo. Sienten que es una fuerza enorme la que les lleva a volver a repetir la situación«, explica la Dra. Navarro, que además es autora del libro 'La alimentación emocional'.
Lo más duro es que suele ser difícil saber si algún amigo o familiar es adicto a los atracones pues la mayoría de las veces se producen en soledad, se lo ocultan a todo aquel que les rodea o incluso suelen esconder todas las pruebas que pueden llevar a descubrirlos ya que es un acto que les produce mucha vergüenza, según apunta la Dra. Navarro. «Es la propia persona que lo sufra la que pedirá ayuda en el momento que lo decida. Desde fuera poco podemos hacer más que acompañarla y apoyarla en lo que necesite. Tengamos en cuenta que no podemos ayudar a quien no quiere ser ayudado», comenta.
Los excesos que comente las personas que sufren este síndrome suelen ser de comida en general o de lo que tengan a mano, pero también puede darse el caso de aquellas personas que se dan atracones de algún alimento que les gusta mucho o que siempre les resulta apetecible. En esos casos, según apunta la Dra. Navarro, pueden llegar a ser capaces de ir a comprarlo en grandes cantidades o a prepararlo en cualquier momento y en cualquier lugar para poder consumirlo y darse ese atracón.
Esta forma de comer tiene mucho de conducta compulsiva y aunque se puede decir que no hay atracones estándar pues cada persona es un mundo sí que todos tienen en común, según revela la experta, que les resulta difícil parar de comer y que están convencidos de que la situación les desborda y que no lo pueden manejar.
Durante los periodos en los que sufren este trastorno suelen comer de manera mucho más rápida y llegan a ingerir grandes cantidades de alimentos hasta que la sensación de llenado resulta bastante incómoda, llegando incluso a ser desagradable. De hecho la experta apunta que, después de cada episodio, no es raro que algunas personas sientan, además de culpabilidad, una sensación de asco, de vergüenza y de baja autoestima.
Cuáles son las consecuencias
La acción del atracón viene precedida siempre por unos pensamientos que no tienen por qué tener relación con la alimentación pero que sí que son capaces de provocar sentimientos de ansiedad y de angustia que son los que, según explica la Dra. Navarro, pueden llevar a una actuación de desbordamiento y con ello al atracón. Lo que sucede es que, de alguna manera, este atracón calma momentáneamente esa ansiedad, llena posibles vacíos emocionales que se puedan tener y sacia las carencias que esa persona siente que tiene. Sin embargo la experta apunta que se trata de una sensación puntual que hace que se creen unas conexiones entre la sensación de angustia y de ansiedad y la búsqueda de calma a través de la comida. Y esto es algo que se puede repetir cada vez que se desbordan esas emociones.
A nivel físico las personas adictas a los atracones se provocan con ello unos picos de glucosa altísimos y con ello unos picos de insulina que dan lugar a un efecto muy inflamatorio. No en vano, según revela la Dra. Navarro, los atracones suelen ser además de comida poco saludable y muy palatable (tanto dulce como salada), lo que hace que si el trastorno se alarga en el tiempo puedan darse consecuencias negativas para la salud como la hipertensión, la diabetes tipo 2, la obesidad o el aumento del colesterol malo.
Desde el punto de vista psicológicos se produce una destrucción de la autoestima debido a ese constante sentimiento de culpabilidad. «Se dan asco, tienen mucha ansiedad y pueden incluso llegar a desarrollar una depresión», asegura la experta.
Diferencias con la bulimia
A diferencia de lo que sucede con la bulimia, las personas que sufren el síndrome del atracón no suelen tener episodios de castigo, con restricción de la comida, ni tampoco suelen provocarse vómitos, purgarse o hacer ejercicio extremo para compensar el exceso de comida, simplemente vuelven a comer de manera normal hasta el próximo episodio de atracón que, según apunta la Dra. Navarro, no suele tardar mucho en producirse de nuevo. De hecho, tal como explica, en estas fechas navideñas, en las que estamos permanentemente rodeados de comida en las continuas celebraciones con familiares, amigos y compañeros de trabajo muchas personas son aún más susceptibles de caer en el atracón por lo que convendría estar especialmente atentos para no convertirlo en una dinámica peligrosa.
En Navidad las despensas y neveras se encuentran repletas de alimentos muy apetecibles que probablemente no se compren durante el resto del año, por eso la apetencia por ello suele ser máxima. Si a esto le unimos que son momentos en los que nos reunimos con la familia y las relaciones con ellos no siempre son tan buenas como nos gustaría, es probable que nos encontremos ante situaciones en las que la ansiedad esté asegurada, lo que puede llevar a que se produzcan muchos más episodios de atracones que en otros momentos del año.
Cómo se puede tratar
La adicción a los atracones tiene que ser tratada por un profesional, ya que se necesita tratamiento psicoterapéutico y, en muchos casos, farmacológico. «Tenemos que darnos cuenta de que no es una adicción que permita alejar a la persona del elemento adictivo, ya que suele estar rodeado de ello porque la comida está por todas partes. Así que necesitará mucha fuerza de voluntad para manejarla. Por eso es tan importante contar con ayuda», aclara la Dra. Navarro.
Algo que puede resultar útil, no obstante, es ser consciente de que los atracones suelen ir precedidos de pensamientos negativos que provocan sentimientos dañinos que son los que dan lugar a esa acción del atracón para intentar calmarlos; por lo que tomar conciencia de esto puede ser un primer paso en el camino hacia una posible solución.
En este sentido, la experta propone la llamada «técnica de los tres minutos» que permite ayudar a poner distancia con la acción de modo que a esa persona le permita decidir si quiere o no darse ese atracón. Esta técnica consiste en ponerse delante de todo lo que esa persona se va a comer y quedarse tres minutos mirándolo fijamente. Una vez que pasen esos tres minutos la persona puede decidir lo que quiere hacer. «Muchas veces son acciones muy automáticas y el hecho de darse esos tres minutos de reflexión puede hacer que cambien muchas cosas», plantea.
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