El síndrome de la silla vacía: cómo afrontar mi primera Navidad sin él o sin ella
Aceptar las emociones, dar valor a los recuerdos, expresar los sentimientos y tener presentes a los seres queridos haciéndoles un homenaje son algunas de las acciones que pueden ayudar a afrontar el proceso del duelo en estas fiestas
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Iniciar sesiónEl dolor por la pérdida de un ser querido se acentúa en Navidad. Las familias y los amigos se reúnen más en estas fechas del año y eso hace que vengan a la mente los recuerdos, que nos dejemos llevar por la ... nostalgia y que sintamos aún más su ausencia, especialmente si los hemos perdido recientemente. Pero además a esos sentimientos hay que sumar la falta de sintonía entre lo que uno vive por dentro y lo que viene de fuera pues la cultura y la sociedad empuja en Navidad a ese impulso de vida, esa alegría a veces forzada y a esos reencuentros en los que se supone que hay que estar bien, ser solidarios, conectar con la bondad y vivir emociones que desde la infancia hemos asociado con la felicidad, según plantean el psicólogo experto en duelo, José González (@josegonzalez_psicologo) y Ana Asensio (@vidasenpositivo_anaasensio, Dra. en Neurociencia y creadora de 'Vidas en positivo'.
Sin embargo, tal como aclaran ambos expertos, la realidad es que, independientemente de que tengamos o no una creencia religiosa o de que se celebren estas fiestas desde la espiritualidad, la Navidad tiene un componente de felicidad obligada que no siempre apetece llevar y menos cuando hay dolores de vida como la pérdida de alguien importante para nosotros. «Es posible que si has perdido a alguien importante este año no tengas ganas de cenas ni de brindis, ni tampoco te apetezca comprar o recibir regalos. Y es posible también que todas esas emociones que implican energía vital te cuesten muchísimo o incluso te enfaden o te hagan vivir la sensación de que vas a contracorriente», explican.
Por eso aclaran que si se ha perdido un ser querido es importante ser conscientes de que esta Navidad no solo no será igual sino que dolerá. «Desde la neurociencia sabemos que el cerebro guarda en el mismo lugar el dolor físico y el emocional y es necesario que seamos amables con nosotros y nos ayudemos a recuperarnos de un impacto emocional tal y como haríamos si hubiésemos sufrido una lesión física», propone Asensio.
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Cómo actuar en un proceso de duelo
La situación es tan desconcertante que suele costar mucho mirar de frente a lo que se siente con esa pérdida pues no solo nos asusta creer que entraremos en drama o en depresión sino que además no sabemos cómo actuar frente al duelo, no sabemos si es bueno hablar de ello y tampoco tenemos claro si podemos molestar a nuestros más allegados con lo que hablemos sobre ello.
Ante estas emociones la psicóloga especialista en duelo Victoria Meléndez, asegura que se pueden dar reacciones como «tratar de suprimir la Navidad» o recurrir a recursos como la evitación o la negación que, según explica la experta, no son buenas opciones pues «el duelo no se resuelve huyéndolo, sino viviéndolo, experimentándolo y sintiéndolo». Uno de sus consejos es convocar una reunión familiar previa, sin excluir a los mayores ni a los niños, para hablar de lo que se va a hacer durante las fechas navideñas, repasar rituales y comentar cómo se quieren celebrar esos días. «Servirá para comunicarse, expresar necesidades, escucharse y llegar a pactos rompiendo el tabú y permitiéndose expresar emociones y conectar con nosotros mismos y con los demás afectados», explica la psicóloga.
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También sería adecuado crear espacios para el recuerdo de modo que el ser querido fallecido esté presente de un modo u otro, ya sea con unas palabras, un brindis, un montaje de fotos o vídeo, un dibujo, una vela, una canción, una anécdota... «Es importante que nuestro ser querido esté presente, de otra manera, sabiendo que emocionarse es recordar y que para aliviar el dolor de los recuerdos debemos sumergirnos en ellos, revivirlos, sintiéndolos y poniéndole palabras a la experiencia. Afrontando de algún modo el hecho de que su silla estará vacía, experimentando una conexión profunda con los que sí están, honrando a quien ya no está y permitiéndonos expresar gratitud», propone Meléndez.
Se trata de conectar en todo momento con la parte emocional. Si bien la psicóloga explica que es imposible ofrecer fórmulas mágicas o recetas efectivas, pues cada uno debe afrontar la pérdida a su manera, a su ritmo, encontrando lo que le ayuda y lo que no.
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Aceptación, recuerdo y homenaje
Algunas de las claves que pueden ayudar a las personas que están viviendo un duelo reciente tienen que ver con la aceptación de las emociones, la validación del recuerdo y la expresión de los sentimientos en forma de homenajes que ayuden a tener presente a los seres queridos que hemos perdido. Así, según proponen Ana Asensio y José González, estos son algunos de los puntos que pueden contribuir al bienestar emocional de todos aquellos que están viviendo un proceso de duelo:
1. Piensa cómo integrar y recordar en Navidad a la persona que has perdido y cómo quieres hacerlo.
2. Permítete legitimar y dar espacio a las emociones desagradables como la tristeza (echar de menos), el enfado, la envidia al ver a otras familias felices o la culpa por sentir lo que sientes.
3. Exprésate con tus seres queridos. Igual que no irías a una reunión familiar a la que no hubieran invitado, por ejemplo, a tu hijo, es comprensible que no quieras ir a un encuentro en el que no se te permita hablar de la persona que ha fallecido.
4. Prepara con tus familiares cómo recordaréis en Navidad a ese ser querido. Acciones como preparar su comida favorita, contar anécdotas o poner la música que le gustaba, lejos de aumentar el sufrimiento, en realidad pueden ser útiles para transitar sanamente por la pérdida y para no bloquear las emociones que el cuerpo necesita vivir en ese momento.
5. Mira cara a cara la ausencia y permítete la tristeza. Para volver a estar bien es importante saber que hay que atravesar el dolor, el miedo, la incertidumbre y las emociones desagradables que forman parte de un duelo.
6. Acepta que la Navidad nunca será igual que antes de perder a tu ser querido. Pero también sé consciente de que puedes construir unas fiestas distintas en las que se pueda recordar e integrar de nuevo a los que ya no están.
7. Hay que darse la oportunidad de romper la «conspiración del silencio» y compartir nuestro sentir y nuestra forma de vivirlo. Siempre desde el respeto, que será la clave. Pero ocultar lo que sentimos o disimular para que no se nos note la pena no nos ayudará.
8. Invita a los niños o a los adolescentes de la familia a construir nuevos rituales en Navidad para recordar a los que no están con dibujos, escritos, canciones o gestos simbólicos.
9. Haz presente a tu ser querido hablando de cómo viviría ese momento, qué diría a los más pequeños, cómo recibiría a las nuevas parejas o a los nuevos familiares o cómo sería si fuera abuelo o abuela. Hazlo, pero no sólo en tu mente, compártelo.
10. Recuerda que para tener momentos blancos hay que permitirse tener momentos negros. Así el cuerpo y la mente pueden pasar de la ausencia de significado al significado de la ausencia. Esto implica dejar de pensar por qué ha sucedido o por qué la vida es tan injusta para pasar a integrar que vivir implica morir y que se puede tener una relación diferente con nuestro ser querido una vez que ya no está.
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