Estrés en Navidad: ideas fáciles y prácticas de un psicólogo para escapar del agobio contagioso
Tomás Navarro explica cómo hacer más llevaderos los días previos a la Navidad que suelen estar caracterizados por las prisas, los nervios, la acumulación de tareas y las compras compulsivas
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MADRID
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Iniciar sesiónSi eres de los que sufren estrés pre-navideño no te apures porque es normal. Bienvenido al club. Lo que te pasa, según bromea el psicólogo Tomás Navarro, no se debe a que estés emparentado con el Grinch, sino a que sufres los efectos ... de vivir algo extraordinario porque no se hace habitualmente y algo que, en líneas generales, genera muchas expectativas y lleva a vivir situaciones a las que no estamos acostumbrados. «Gestionar esas inmensas expectativas, más la logística de las compras, la comida, los regalos, qué hacer y cómo durante las vacaciones de los niños... se puede volver un mundo y es normal que genere estrés», aclara.
Sin embargo el psicólogo cree que es posible reducir o minimizar esa sensación, si se plantea de esta otra manera:
1. 'Retro planning' desde ya mismo. Si sabemos que la Navidad es sí o sí el 25 de diciembre tenemos que ir viendo día por día qué podemos hacer para adelantar tareas y para ponernos las cosas más fáciles cuanto antes. «No hay que esperar a los últimos días para hacerlo todo porque entonces sí que nos angustiaremos con razón, bien por el aluvión de gente o por las colas en los supermercados o porque se haya agotado aquello que necesitamos o que estamos buscando. Hazlo cómodo, póntelo fácil, simplifica y juega con el tiempo a tu favor», aclara.
2. Valoración y ajuste de expectativas. A veces lo que tenemos en nuestra cabeza no es factible y eso es algo que, según recuerda Navarro, genera mucha ansiedad. «Si lo que quieres es que todo salga perfecto pero la realidad es que existen infinidad de factores que no controles, es probable que las cosas no salgan como quieres, así que la clave es el 'wabi sabi' y dar la bienvenida a la imperfección«, propone el psicólogo quien revela que, sólo con ajustar esas expectativas ya uno se puede quitar de encima mucha presión.
3. Bloquea el miedo anticipatorio. A veces resulta que esas expectativas que nos generamos en torno a la Navidad no tienen que ver con el deseo de que todo salga perfecto sino con el temor a que suceda lo peor: desde que se nos queme la comida hasta que la familia se pelee o a que pase una desgracia. «Cuando prevés que lo que va a ocurrir en esas fechas no va a ser bonito, lo vivirás todo con estrés antes de que ocurra y además tendrás esa sensación sin saber si realmente va a ocurrir algo malo. Eso es un miedo anticipatorio«, revela.
4. Y cuando se acerque el momento fluye, sí, fluye... ¿Y cómo se fluye? Poniendo foco en lo importante. «¿Lo importante es que te salga el solomillo Wellington perfecto o que estéis todos juntos? Para que todo fluya lo ideal es delegar en personas, procesos o servicios. Por ejemplo, si te estresa mucho la cocina, tal vez puedas encargar la comida en un catering o si no tienes la vajilla perfecta, tal vez puedas quitarle hierro al asunto con platos y cubiertos de usar y tirar, o de bambú o de cualquier otra cosa. ¿Es mejor que el anfitrión o anfitriona esté de buen humor o que se haya pasado dos días cocinando y se haya estresado tanto para que todo esté bien que ya casi no tenga ganas ni de hablar o sonreír?», argumenta.
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Tomás NavarroEl psicólogo Tomás Navarro explica que el bienestar también requiere de límites a uno mismo que permitan racionalizar aquello que no nos hace bien. Es una de las claves de su libro 'Tus líneas rojas', cuyas ideas comparte cada 15 días en ABC Bienestar
En definitiva, la clave para minimizar el estrés reside en simplificar y ponérselo fácil en los preparativos, ajustar las expectativas (ni demasiado optimistas ni demasiado pesimistas) y, llegado el momento, fluir centrándose en lo importante y dejando lo accesorio en un segundo plano.
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