CASTILLA Y LEÓN
Siete pueblos bonitos para un fin de semana perfecto en Ávila
Candeleda, Arenas de San Pedro, Arévalo… Un recorrido por localidades imprescindibles de la provincia para una escapada corta pero inolvidable
La provincia de Ávila, más allá de su imponente capital, guarda numerosos secretos quizá no suficientemente conocidos por los viajeros. Paisajes rurales para practicar senderismo u otras formas de turismo activo, visitar castillos que transportan a tiempos pasados y monumentos de gran valor artístico y cultural, y probar una gastronomía para chuparse los dedos. Estos son algunos de ellos.
1
Piedrahita
Al sur de la provincia, en la vertiente norte de la Sierra de Villafranca y flanqueada al oeste por la Sierra de Peñanegra, está el pueblo de Piedrahita. Además de pasear por sus calles y descubrir su plaza Mayor porticada o de sentarse en una de sus terrazas a degustar los platos típicos de la zona hay que admirar el Palacio de los Duques de Alba, su monumento más destacado. De estilo barroco francés, este edificio en forma de U se construyó donde estaba el antiguo castillo de los Álvarez de Toledo entre 1755 y 1766. Anexo a este se halla el Torreón, conocido como torre del reloj a la que Gabriel y Galán dedicó su conocida poesía 'Los dos nidos'.
Otros puntos imprescindibles son: la iglesia de Santa María la Mayor, construida en el siglo XIII y cuya estructura responde al estilo gótico como continuación de una obra del románico; la casa de Gabriel y Galán, residencia del poeta durante el ejercicio de su magisterio en la villa; el convento de las Carmelitas Descalzas, que fundado por María de Vargas y Acebedo en torno a 1460 conserva la iglesia de estilo gótico; la ermita de la Virgen de la Vega, escenario de fiestas tradicionales del Valle; el teatro, que conserva en perfecto estado su fachada histórica; las ruinas del convento Santo Domingo, del que quedan algunos restos que dan idea de su antiguo esplendor, como la capilla mayor de su iglesia del siglo XIV, las bóvedas de crucería en las naves laterales, la fachada y la puerta principal, y la plaza de toros, en la que está la sede de la Asociación Ecuestre Valle del Corneja que trata de incentivar la afición por el caballo en la comarca.
Además, este pueblo es un lugar privilegiado para practicar parapente.
2
Arenas de San Pedro
Situado en la vertiente Sur de la Sierra de Gredos, en la comarca natural del Valle del Tiétar, está Arenas de San Pedro. En un paseo por este coqueto pueblo, que presume de un entorno natural envidiable, el visitante puede encontrar diferentes joyas monumentales, como el castillo gótico del Condestable Dávalos, construido entre 1395 y 1423. Actualmente, en el interior de su torre del homenaje hay un museo en el que se realiza un viaje a través de su historia. Además, en su patio de armas se celebran diferentes actividades culturales y festivas y, también, se puede pasear alrededor del adarve, desde donde se obtienen espectaculares vistas de la villa. El palacio del Infante D. Luis de Borbón y Farnesio, un edificio de estilo neoclásico que destaca por su pórtico de proporciones clásicas concebido como arco de triunfo y su balcón con balaustrada, todo ello en piedra granítica, la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en la que destaca la torre de Santa Bárbara de estilo renacentista, el puente medieval Aquelcabos y la ermita del Cristo de los Regajales son otros de sus imprescindibles.
En los alrededores del pueblo hay que visitar el santuario de San Pedro de Alcántara, el último convento que erigió el santo extremeño, y las Cuevas del Águila, una joya del patrimonio geológico de Ávila.
3
Arévalo
La que es la capital de La Moraña es un importante referente de arquitectura mudéjar castellana. Así pues, lo mejor para descubrir todos sus encantos es echarse a andar por sus calles. El mejor testimonio es la plaza de la Villa que. con soportales irregulares, suelo empedrado y casas que reflejan la arquitectura popular castellana, está flanqueada por las iglesias de San Martín y Santa María, ambas del siglo XII, y la antigua Casa de los Sexmos, hoy sede del Museo de Historia Arevalorum. Además de esto hay que detenerse en la puerta de Alcocer, la única que se conserva del recinto amurallado y que da paso a la plaza del Real; la iglesia del Salvador, monumento que conserva del románico los capiteles del arco toral de la capilla del Evangelio y del mudéjar la torre de dos cuerpos; el puente de Medina, una de las obras civiles más destacadas de la localidad del siglo XIV, y, situada a las afueras, la ermita de la Lugareja.
Destaca, también, su castillo, que edificado a mediados del siglo XV por orden de Don Álvaro de Zúñiga se levantó sobre los restos de una puerta del recinto amurallado de la villa de Arévalo del siglo XII.
Por supuesto nadie puede irse de aquí sin degustar su exquisita gastronomía en la que destaca el Tostón de Arévalo, un asado de cochinillo, y sus dulces típicos la torta de veedor y los rozneques, unos tirabuzones de masa frita dulces y anisados.
4
Candeleda
Candeleda se encuentra en la vertiente meridional de Gredos, a los pies del Almanzor. Por su proximidad con Extremadura su arquitectura es más similar a la de los pueblos de La Vera con casas con entramados de madera que se pueden apreciar, sobre todo, en las calles del Moral, de la Corredera y del Pozo. Entre sus monumentos destacados están la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un edificio de tres naves y capilla mayor poligonal construido ente los siglos XV y XVI; la casa de las Flores, que alberga en su interior el museo del Juguete de Hojalata y que por su colorida decoración exterior es uno de los rincones más fotografiados; la casa de la Judería, un espacio cultural y gastronómico y, a las afueras, el santuario de la Virgen de Chilla, una iglesia del siglo XVIII en cuyo interior se narra en paneles de cerámica el milagro de la Virgen.
Cerca de aquí hay que visitar también el Castro vetón de El Raso, uno de los yacimientos arqueológicos más completos de la protohistoria de la meseta castellana que data de los siglos V al I a.C. Además, si se visita en verano se puede aprovechar para darse un baño en alguno de sus charcos naturales que brotan de la garganta de Santa María.
5
El Barco de Ávila
Cabeza natural de la comarca formada por los Valles del Tormes y del Aravalle, El Barco de Ávila es un destino ideal para una escapada de fin de semana. Esta villa que tiempo atrás estuvo completamente amurallada conserva aún algunos restos de la misma, así como la Puerta del ahorcado, de estilo románico que fue reconstruida en el siglo XVI. En un paseo por su casco antiguo se pueden ver casonas nobles y palacios de distintas épocas y estilos, como la Casa del reloj, una antiquísima casa consistorial que se derribó en el siglo XVIII y se alzó de nuevo con paredes de piedra labrada y mampostería de inconfundible traza castellana, o la Casa de la recaudación, embellecida por columnas de granito. Además de esto, el visitante puede apreciar la iglesia parroquial de La Asunción de Nuestra Señora, levantada originalmente en el siglo XII y reconstruida profundamente en el XIV; la ermita San Pedro del Barco, construida en 1663 en el mismo lugar que nació San Pedro del Barco en 1088; su puente medieval de ocho arcos que cruza el río Tormes, la ermita del Santísimo Cristo del Caño y el edificio de la cárcel que actualmente alberga la Biblioteca Municipal, el Aula Mentor y tres amplias salas de exposiciones.
El edificio más emblemático es el castillo de Valdecorneja, construido en el siglo XII sobre un castro vetón que fue destruido por los romanos y reconstruido en el siglo XIV en el que actualmente se celebran actividades culturales.
Aquí son famosas su exquisitas judías que, consideradas las reinas de las legumbres de Castilla y León, cuentan con Denominación de Origen.
6
Madrigal de las Altas Torres
Madrigal de las Altas Torres representa un caso único de villa medieval fortificada que se encuentra en una llanura, en una zona sin ninguna defensa natural. Su recinto amurallado, declarado monumento histórico-artístico, es un ejemplo excepcional de arquitectura militar medieval y un relevante testimonio del sistema constructivo mudéjar. Situado en La Moraña, a 74 kilómetros de Ávila, este pueblo está ligado a grandes personalidades, como Isabel la Católica o el obispo don Vasco de Quiroga, ambos nacidos aquí, y a Fray Luis de León, fallecido en estas tierras.
La iglesia de San Nicolás de Bari, una fantástica representación del arte románico-mudéjar –construida en el siglo XIII y reformada en el XV– de la que destacan su enorme torre campanario de 65 metros de altura y la pila bautismal en la que fue bautizada Isabel la Católica es uno de sus edificios más representativos, que no el único. El palacio de Juan II, morada real que albergó la Corte itinerante de Castilla desde el año 1424 hasta el 1497 y que actualmente acoge el convento de Nuestra Señora de Gracia; la iglesia de Santa María del Castillo, templo construido bajo las influencias arquitectónicas del estilo mudéjar que combina también los estilos románico y neoclásico –incorporado en reformas posteriores– y que cuenta con un preciado retablo barroco; el Real Hospital de la Purísima Concepción, que en la actualidad alberga el museo vasco de Quiroga, el centro de interpretación de la naturaleza y la oficina de turismo y en cuya capilla está la imagen más venerada de Madrigal; el Santísimo Cristo de las Injurias, y los restos del convento Agustino de Madrigal, que se alzan a las afueras de las murallas entre los campos de cereales, son otros puntos de interés del pueblo.
7
Bonilla de la Sierra
Bonilla de la Sierra, a 1.079 metros de altitud, en el valle del Corneja, es un pequeño pueblo que servía de refugio a obispos abulenses cuando querían alejarse de la ciudad. Esta villa medieval contaba con una gran muralla que cubría su perímetro y cuya construcción se estima que se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XIII o principios del XIV, aunque hoy día quedan pocos restos de la misma. Disponía, además, de cuatro puertas de acceso de las que solo se conserva una, la conocida como Puerta de la Villa. Su castillo, hoy de propiedad privada, es uno de sus grandes atractivos que albergó bajo sus muros a diferentes prelados y a personajes ilustres como Juan II de Castilla, padre de Isabel la Católica. La torre del homenaje en la que todavía se conservan frescos con temas caballerescos es su edificio en mejor estado. Pero, sin duda, la joya que más llama la atención de este rincón es la iglesia-colegiata San Martín de Tours, un templo de estilo gótico cuya construcción, finalizada en la primera mitad del siglo XV, fue ordenada por el Cardenal Juan de Carvajal. En esta destacan sus dos capillas, la de los Chaves y la de Álvarez de Guzmán y sus retablos de gran belleza. La iglesia está situada en la plaza Mayor, en la que imperan las casonas solariegas.
A 1,5 kilómetros del pueblo, en una zona conocida como 'El Mortero', se puede visitar un altar rupestre en el que podrían haberse llevado a cabo rituales y rendido culto al sol y la luna y que podría datar de la época entre el final del Neolítico y el Bronce Antiguo/Medio.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete