Uno de los pueblos abandonados más bonitos y más visitados de España
Una visita a Granadilla, en la provincia de Cáceres, que fue desalojado a mediados del siglo XX para construir un embalse que nunca llegó a inundar el pueblo y ahora recibe miles de excursionistas al año
Uno de los meandros más espectaculares y menos conocidos de España
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Iniciar sesiónEn Granadilla (en el norte de Cáceres, cerca ya de Salamanca) no vive nadie desde la década de los 60. Es un pueblo fortaleza medieval, abrazado por una muralla en magnífico estado, que, en teoría, iba a ser inundado por un nuevo pantano, ... el embalse de Gabriel y Galán, en el río Alagón. En teoría, porque el agua nunca llegó a cubrir el pueblo, si siquiera cuando el embalse está lleno. Pero los vecinos sí tuvieron que marcharse.
Durante casi una década, sus más de mil habitantes tuvieron que emigrar en busca de una nueva vida, en muchos casos en asentamientos cercanos. En 1963 llegó el agua, que cubrió todas las rutas de acceso al pueblo excepto una. Granadilla se convirtió en una península. Y así sigue.
Muchas décadas después aún hay muchos vecinos (sobre todo los que se agrupan en la asociación Hijos de Granadilla) que tratan de revertir -sin éxito- el decreto de expropiación de 1955 y volver a sus casas, convertidas en un destino turístico de primera fila. En 1980 la villa fue declarada Conjunto histórico-artístico, y cuatro años después, incluida en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados.
Granadilla fue fundada en el siglo IX como un baluarte estratégico en la zona de paso entre la Vía de la Plata y las Hurdes, rodeada por el río Alagón. En principio se llamó Granada, aunque luego se quedó con el diminutivo para evitar confusiones con la ciudad conquistada por los Reyes Católicos. Fue una villa importante, con voto en Cortes, y formó parte de las propiedades de Sancho de Castilla y de los duques de Alba, hasta la desamortización.
Ahora, Granadilla, que pertenece al término municipal de Zarza de Granadilla, es una localidad abandonada que, paradójicamente, es un éxito del turismo rural, con unos cincuenta mil visitantes al año. Es un museo al aire libre, con sus horarios (de 10.00 a 13.30 y de 16.00 a 20.00, o 18.00 en invierno) y sus días de cierre, 24, 25, 31 de diciembre y el 1 de enero. La visita es libre y gratuita.
En Granadilla hay que ver su castillo, mandado construir por García Álvarez de Toledo y Carrillo de Toledo, duque de Alba, entre 1473 y 1478, sobre una antigua alcazaba árabe. Tiene una torre central y cuatro torres semicirculares, una en cada lateral. Y, por supuesto, hay que detenerse en la muralla que rodea completamente la villa, de forma circular, una de las mejor conservadas de España… y también de las más desconocidas.
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Esta semana, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha anunciado la recuperación del programa para recuperar pueblos abandonados en Búbal (Huesca), Granadilla (Cáceres) y Umbralejo (Guadalajara), tras la pausa por la pandemia. Se trata de un programa educativo, centrado en la educación ambiental, por el que pasan miles de alumnos que aprenden historias del pasado y del entorno.
Les cuentan lo que se sabe de este pueblo, y cómo empezó a rehabilitarse (obras de restauración y conservación) a partir de los años 80 del siglo XX. Es un relato que tiene un punto de tristeza, el hogar abandonado y el deseo imperecedero de algunos por regresar. Actualmente, los antiguos granadilleros y sus descendientes se reúnen dos veces al año en el pueblo: en la romería de la Virgen de Agosto (15 de agosto) y el 1 de noviembre.
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