Las fotos más bonitas nunca publicadas de la Alhambra

Al autor le cuadra un apellido que no aparece en su DNI ( «el Antonio López de la fotografía» ). Sus «cuadros» reflejan un talento en busca de la perfección, una forma de encuadrar, esperar y disparar que nada tiene que ver con la rapidez del fotoperiodismo o con las postales de viajes. Manso prefiere la cámara analógica de placas (10 x 20 pulgadas) a la dictadura de lo digital. Su obra es un homenaje a la belleza, al estilo del genial pintor López, en efecto, prologuista de otros de sus libros, el dedicado a España.

En esta ocasión, Manso hizo dos placas de cada encuadre . La primera, la protegía y mimaba; la segunda, la dejaba en el jardín, sometida a un proceso de oxidación natural. De ahí que algunas de las fotografías que se ven en el libro, como la de la portada, tengan rastros del paso del tiempo. Es una Alhambra «encantada» , sin presencia humana, más cercana a un cuadro que a una fotografía. Para lograr esas tomas, el fotógrafo hizo varios viajes en un periodo de año y medio, y en jornadas que empezaban a las seis y media de la mañana, con el monumento vacío, antes de que se abriera al público.

En septiembre de 2015 se organizó en el Museo de Bellas Artes de Granada (y antes en el Museo Arqueológico Nacional) una exposición sobre una Alhambra inédita en la que se unía el trabajo de Jean Laurent , uno de los más importantes fotógrafos que trabajaron en España en el siglo XIX, y el de Fernando Manso. Eran dos visiones del mismo monumento, dos muestras de talento inmenso. Ahora Manso redondea aquella incursión con este destacado libro en la historia del monumento.

En esta galería de fotos mostramos algunas de esas imágenes, un aperitivo para disfrutar de la Alhambra y del trabajo de su retratista.