El mágico poblado de la Sierra de Málaga que esconde cabañas entre naturaleza

La aldea, enclavada en el municipio de Cortes de la Frontera, está enmarcada por un paraje natural que invita a desconectar de la vida urbana entre riscos, bosques que parecen encantados y vestigios de un pasado cargado de historias.

Mayo es el mes recomendado para visitar este enclave, momento en que la primavera viste los barrancos de un verde intenso gracias a la frondosidad de los alcornoques y quejigos que tapizan el paisaje, recogiendo la humedad de las brisas que llegan del Atlántico.

Entre los arbustos, helechos y rocas cubiertas de musgo, el aire se llena del aroma que desprenden los fresnos y acebuches, un escenario ideal para los amantes del senderismo, que pueden recorrer distintas rutas y caminos y adentrarse de lleno en la atmósfera mágica del poblado.

El núcleo de La Sauceda se encuentra a unos mil metros de altura, sirviendo como último balcón de la Serranía de Ronda antes de acercarse al Campo de Gibraltar. La zona es un refugio para quienes desean disfrutar de la paz y el silencio de la naturaleza, pero también es un lugar cargado de historia, desde los tiempos del bandolerismo andaluz hasta los episodios más oscuros de la Guerra Civil española.

La Sauceda ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos. Durante la Guerra Civil, este poblado superaba en población a Cortes de la Frontera y se convirtió en un refugio para muchas familias que huían de la represión franquista, especialmente de la provincia de Cádiz y la campiña de Jerez.

Su terreno accidentado fue clave para frenar el avance de las tropas franquistas que se dirigían desde el Estrecho hacia Sevilla y Madrid. Sin embargo, cuando finalmente penetraron en la zona, se llevaron a cabo verdaderas masacres. Hoy en día, cerca de La Sauceda, en el Cortijo de El Marrufo, se ha descubierto una de las fosas comunes más grandes de España, donde yacen cientos de personas que fueron torturadas y ejecutadas por las tropas franquistas.

A pesar de su pasado turbulento, hoy La Sauceda se ha transformado en un espacio de reencuentro con la naturaleza. Desde 1979, parte del antiguo poblado ha sido reconstruido, ofreciendo a los visitantes un lugar donde pernoctar en cabañas sencillas que se funden con el entorno.

Los alojamientos permiten sumergirse en la vida silvestre, pero hay que tener en cuenta que solo cuentan con algunas horas de luz solar al día, lo que exige a los viajeros estar preparados para desconectar completamente de la tecnología y las comodidades urbanas.

El acceso al poblado se realiza desde el municipio de Cortes de la Frontera. Los viajeros deben dirigirse hacia el Puerto de Gáliz y, al llegar a la Venta, tomar la carretera C-3331 en dirección a Jimena de la Frontera hasta encontrar el Núcleo Recreativo Ambiental de La Sauceda. Un recorrido que, desde el primer momento, sumerge al visitante en un entorno natural único.