La figura del «profesor emérito»
«El doctor Manuel Doblas Domínguez fundó el Servicio de Cirugía Vascular del Complejo Hospitalario de Toledo. Su nombre aparece en las más prestigiosas revistas de cirugía vascular del mundo y en unos meses, hablará de cirugía carotídea Houston... Y no es merecedor de un puesto como profesional emérito»
Soy cirujano vascular, joven en cuanto a edad, pero con cierta experiencia a mis espaldas. Ya decía Oscar Wilde que «la experiencia no tiene valor ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores». Cierto es, sin duda. Pero en ... nuestra profesión los «errores» son imperdonables porque cuestan vidas o mutilan personas. Mis colegas conocen el sufrimiento que conlleva enfrentarse a pacientes con problemas complejos , sinónimo de soluciones inverosímiles. Es en ese momento cuando uno llama a la puerta del compañero con más experiencia (el que «acumula más errores»), invariablemente aquel con más edad. Y siempre aparece la luz.
Nuestros legisladores decidieron recientemente que los profesionales sanitarios, así como el resto de empleados públicos, debían abandonar su puesto de trabajo al cumplir los 65 años. Y a casa. Hemos leído, visto y oído multitud de reacciones, no es necesario profundizar más.
El Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) demostró gracia e ingenio cuando su Dirección General de Recursos Humanos convocó plazas de personal emérito. Inicialmente muchos nos alegramos. La figura del «profesor emérito» es muy utilizada en países anglosajones, supone un cargo honorífico, premio a una trayectoria profesional intachable y a una vida entregada al sistema . Todo parecía excelente hasta que la misma convocatoria establecía los criterios de evaluación de candidatos. Y en esos criterios, el Curriculum Vitae , objetivo, cuantificable e indiscutible, sería valorado en menor medida que –cito textual– un «Proyecto de actividades que como emérito se quieran realizar, de acuerdo a las Líneas Estratégicas Prioritarias Para el Año 2013 del Sescam». Esto es, la trayectoria de toda una vida profesional queda reducida a la mínima expresión, mientras que una memoria de un proyecto de acuerdo a no sé qué cosa es lo que importa.
Hace unos días se publicó la resolución. Desconozco a la mayoría de los agraciados. Nada tengo en su contra, por descontado. Pero conozco de primera mano la trayectoria del doctor Manuel Doblas Domínguez, ex jefe de Servicio de Cirugía Vascular del Complejo Hospitalario de Toledo, unidad que él mismo fundó. Estoy seguro de que muchos de los que me leen también lo conocen por haber tratado a familiares, amigos o conocidos. Toda una vida entregado al Hospital de Toledo. Su nombre aparece en las más prestigiosas revistas de cirugía vascular del mundo, ha sido invitado a innumerables congresos y reuniones del más alto nivel, dirigido tesis doctorales agraciadas con premios extraordinarios y formado a cientos de jóvenes profesionales. Entre ellos, a mí. Le he visto sufrir cuando los pacientes sufren, acompañar a las familias cuando lo necesitan, le he visto salvar vidas. En unos meses, hablará de cirugía carotídea en el prestigioso Y para este sistema en el que trabajo a diario no es merecedor de un puesto como profesional emérito. Decía Platón: «La peor forma de injusticia es la justicia simulada». No hay duda.
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