Sanabria intenta salvar el final del verano bajo los hidroaviones: «Hace una semana nos tuvimos que ir corriendo»
El mercadillo del Puente de Sanabria se reanuda con buena afluencia de público, pero con mucho menos de lo previsible a estas alturas de verano tras la espantada de visitantes tras los incendios
La memoria del fuego: «Aquí ya no hay nada; no hay ganado, no hay gente, solo hay llamas»
El Puente de Sanabria (Zamora)
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Iniciar sesiónLa comarca de Sanabria aún no ha acabado de lamerse las quemaduras, pero poco a poco empieza a retomar la normalidad. Los hidroaviones son una banda sonora de fondo que hace que no se olvide que el fuego en Porto sigue activo, aunque ... las perspectivas son optimistas, y que en la frontera leonesa de La Baña aún se lucha.
La normalidad intenta imponerse a la pesadumbre en la comarca. Prueba de ello es que este lunes, tras una suspensión abrupta hace una semana, volvió la actividad al Puente de Sanabria. El tradicional mercadillo devolvió la efervescencia en una de las localidades de paso al Lago, que sigue nutriendo de agua a los servicios de emergencias que se bregan en los frentes que quedan pendientes.
La huida de los veraneantes por los fuegos en pleno arranque de la segunda mitad de agosto se nota. Cualquier otro verano, este lunes habría supuesto una pesadilla para aparcar y pasear con relativa tranquilidad. Hoy la estampa recuerda más a septiembre que a agosto: tras una vuelta simple, se puede aposentar el coche. Los comerciantes vociferan: «¡Aprovechen que nos vamos!». No les falta razón, ya que este es el último lunes —en el Puente hay mercado solo los lunes— en el que muchos de ellos van a estar vendiendo hasta dentro de unos meses. En invierno, con días de temperaturas bajo cero, ir al Mercado no compensa.
Uno de los que ha subido este lunes desde Zamora capital es Mohamed, 'El Fary', cuyo puesto de productos de cuero es de los más concurridos. «Hace una semana nos tuvimos que ir corriendo a las 10 de la mañana. Es normal, no estaba la cosa para estar aquí», le cuenta a ABC, mientras responde a uno de los visitantes habituales que le conoce. «A ver si el lunes que viene podemos estar aquí otra vez. No queremos volver a tener que irnos corriendo», relata, y confiesa que sí nota el bajón. «Se ha ido mucha gente en estos días. Yo en invierno no vengo, porque no me compensa la venta con el frío que hace. Es una pena todo lo que ha pasado», se lamenta.
En la misma línea se muestra Mari, otra vendedora ambulante que sube desde hace años, cuando lo hacía con su padre y ahora lo hace con su pareja. A sus más de 30 años cuenta que no se esperaba lo que vió hace una semana. Y es que fue todo muy precipitado: llegó la Guardia Civil y les ordenó deshacer los puestos para irse. «No había ánimos de Mercado. Ha sido todo una pena, tanto destrozo... ¿Qué espera la gente que prende el monte? ¿Qué quieren?», se quejaba, en alto, mientras atendía a unas jóvenes que preguntaban por algunos de los productos de maquillaje y cuidado facial que vende en su puesto.
Pasear por el Mercado invita a cierto optimismo. La gente se saluda sonriente, algunos confiesan que estuvieron tentados a irse y otros que lo harán en los próximos días. «Nos han jorobado el final del verano», se escuchaba a otro comerciante, aunque con palabras algo más gruesas.
Unos daños económicos que aún no se pueden calcular
Para los sanabreses, ir el lunes al Puente es una tradición imperdible. No tanto por comprar los 'achiperres' que hagan falta —se venden desde aperos de labranza hasta bañadores o bisutería— sino para tomarse unos vinos y un aperitivo. Los bares y restaurantes del Puente también han notado el bajón.
'Membibre', un local que abrió hace apenas unos meses, es uno de ellos. Víctor, su propietario, decidió que los lunes solo serviría tapas como pulpo y callos a la sanabresa: el día de mercado no se va al Puente a comer con mantel y cubertería fina. Este lunes tenía ajetreo suficiente como para vislumbrar la terraza llena y las mesas interiores ocupadas, pero no tanto como podía ser otro lunes de agosto. Aún así, se alegraba de tener algo de trabajo rondando el medio día en este inusual día de mercado. «Y menos mal que tenemos lío», sonreía este joven hostelero, hijo de antiguos emigrantes a Madrid que decidieron volver a la comarca, mientras sale de la cocina a saludar a este redactor.
Para él, como para todos los habitantes y trabajadores del Puente de Sanabria, no ha acabado el verano... pero no es el final que esperaban. Habrá que esperar meses para comprobar hasta qué punto ha afectado la espantada de visitantes esporádicos y fijos de Sanabria por los incendios en términos económicos. Aquí también se espera que el incendio haya sido de varias hectáreas.
El Ayuntamiento de Galende, del que depende El Puente, pide ayuda. En sus redes sociales informaron que tanto el Mercado de este lunes como la actividad en el Lago de Sanabria se reanudaba con normalidad. Más que un anuncio es una súplica: para muchos de los habitantes de la zona, en el verano logran la mayor parte de sus ingresos. Sanabria necesita pobladores, pero también visitantes, que reactive la precaria economía de una de las comarcas más golpeadas por el fuego de este trágico verano.
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