El plan para enviar una flota de micronaves al sistema estelar de Próxima Centauri

Un esfuerzo de estas magnitudes se debe a que hablamos de una enana roja, y la mayor parte de los planetas similares a la Tierra que se han conseguido localizar hasta el momento orbitan alrededor de enanas rojas. Debido a su cercanía a nosotros, Próxima Centauri es un candidato idóneo para estudiar este tipo de estrellas. Y a la vez, tenemos que al sistema de Próxima Centauri pertenece Próxima B, el exoplaneta más cercano a la Tierra, a 4,2 años luz de distancia. Lo que implica para esta misión el primer contacto con un planeta extrasolar.

Este proyecto se llama Swarming Próxima Centauri, y constituye un esfuerzo de colaboración entre Space Initiatives Inc. e Initiative for Interstellar Studies (i4is). Marshall Eubanks, científico jefe de la iniciativa, ha explicado a Universe Today, que viajar a través del espacio es un desafío hercúleo tanto en cuestión de distancia, velocidad y energía. Y para abordar este reto se contaría con un enjambre que estaría compuesto por naves livianas con inteligencia artificial. Y se propulsarían con energía fotónica dirigida desde la Tierra, usando rayos láser de 100 gigavatios, que parecen ser la única opción viable para llegar a estrellas vecinas, según informa la NASA. Con una velocidad relativista de hasta 20% de la velocidad de la luz. Una escala temporal muy alejada de los miles de años que se necesitarían para que una sonda convencional cubriera la misma distancia. Y tendrían un sistema de transmisión de información semejante a la vela de un barco.

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 Y en este caso estamos hablando de una distancia de 4,2 años luz del Sistema Solar. Para comprender la dimensión de esta empresa podemos decir que actualmente el récord de distancia más larga jamás recorrida o tiene la sonda espacial Voyager 1. Esta nave ha estado viajando durante más de 46 años y está a más de 24 mil millones de kilómetros de la Tierra. Y la velocidad máxima que ha alcanzado es de 61.500 kilómetros por hora.

«Por supuesto, los cohetes son una forma común de ir rápido. Los cohetes funcionan arrojando »cosas« -normalmente gas caliente-por la parte trasera, y el impulso de las cosas que van hacia atrás equivale al aumento de velocidad del vehículo en la dirección de avance», declaró Eubanks a Universe Today. Y añadió que la esencia de los cohetes es que sólo es realmente eficiente si la velocidad de las cosas que van hacia atrás es comparable a la velocidad que quieres ganar en el futuro. Si no lo es, si es mucho más pequeño, simplemente no podrás transportar suficientes cosas para ganar la velocidad que deseas.

«El problema aquí es que no tenemos tecnología -ninguna fuente de energía- que nos permita arrojar muchas cosas a una velocidad aproximada de 60.000 km/s, por lo que los cohetes no funcionan. Es posible que la antimateria permita esto, pero simplemente no la entenderemos lo suficientemente bien hasta dentro de muchas décadas por venir«, indica.

«Hacer rebotar fotones en una vela láser resuelve el problema de la velocidad de las cosas«, Y como no hay mucho impulso en un fotón, necesitamos muchos. «Y dada la potencia que probablemente tendremos disponible, incluso dentro de un par de décadas, el empuje será débil, por lo que la masa de las sondas debe ser muy pequeña: de gramos, no de toneladas», detalla Eubanks.

Los científicos han estudiado cómo una flota de mil naves espaciales podría salir airosos de los retos que imponen los viajes interestelares mediante dinámicas de enjambre, en especial el mantenimiento de comunicaciones con la Tierra. Sin embargo, habría un retraso de ocho años en las comunicaciones, por eso se necesita que este enjambre tenga un extraordinario grado de autonomía a la hora de navegar y devolver datos a la Tierra.

«Queremos buscar señales biológicas e incluso tecnológicas, por lo que sería bueno acercar sondas al planeta para obtener buenas imágenes y espectros de la superficie y la atmósfera. Eso será difícil para una sonda, ya que no sabemos muy bien dónde estará el planeta dentro de 24 años o más. Al enviar un montón de sondas en conjunto, al menos algunas deberían acercarse al planeta, brindándonos la vista de cerca que queremos», indicó Eubanks en una entrevista.

Y como informa Europa Press calculan que esta misión podría estar lista para su desarrollo alrededor de mediados de siglo, y podría llegar a Próxima Centauri y su exoplaneta, similar a la Tierra, Próxima b en el tercer cuarto de este siglo.

Para todo ello se necesitaría un presupuesto de 100 mil millones de dólares. La NASA va a financiar la primera parte, a la espera de resultados satisfactorios. Lo que está claro es que estamos en el primer paso deun proyecto de enorme envergadura, tanto en la resolución de problemas técnicos como en en las implicaciones para una humanidad que siempre ha soñado con los viajes a otros sistemas estelares.