Flos Mariae: del «sexo desenfrenado» a entregar sus hijos a Dios
La verdad sobre la familia que ha inspirado «La Mesías», la nueva serie de Los Javis, supera a la propia ficción. «Sería menos desasosegante si fuera un 'fake'»
La Guerra Civil de Flos Mariae
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión«Como una loncha de 'quezo' en un sandwich 'prezo' te 'zientes' sin 'zoziego' [sic] entre la duda y el miedo, y gritas ¡no puedo!». Así, esquivando sin complejos la armonía, la estética y la dicción, con un vídeo musical de evidente factura artesanal, ... seis hermanas (que en realidad eran siete, aunque luego sabríamos que llegarían hasta dieciséis) alcanzaron la efímera fama de internet con su canción «Amén». Era marzo de 2014 y el universo Flos Mariae salía a la luz.
Del vídeo que las hizo populares llamaba la atención su pobreza técnica -grabado en un solo plano, con constantes reencuadres, superposiciones y cortinillas naif-, el escenario simplón y rural -un viejo muro, con un portón en lo que parece una casa de campo, con pañuelos de colores similares a los de los vestidos-, pero sobre todo la estética de las protagonistas. Ataviadas con vestidos llamativos pero castos, de colores planos y chillones, las hermanas miraban a cámara hieráticas, casi inmóviles, como obligadas, al estilo de esos videos de secuestrados forzados por sus captores a lanzar un mensaje positivo.
Su sangrante falta de recursos para la canción, la simplicidad casi infantil de la letra, esa buscada apariencia de provocativa castidad, y la similitud casi clónica que hacía recordar a las vírgenes suicidas de Coppola, incitaban al espectador a una inicial risa fácil, que mutaba rápido en una mezcla de compasión y de vergüenza ajena. Había comenzado su apresurada e ingrata carrera desde el anonimato a 'meme' de internet.
Breve manual para convertirse en 'influencer' católico
José Ramón Navarro-ParejaLa Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa acoge el primer encuentro de tuiteros, instagramers, youtubers y demás influyentes cristianos desde las redes sociales
A partir de ahí, todo vino seguido. La viralidad a través de las nacientes redes sociales, las parodias en los 'late shows', la paradójica conversión de su figura en un icono gay (con un mensaje, profundamente cristiano, contrario a las relaciones homosexuales), y la euforia de sus fervientes seguidores, fascinados por lo friki, que promovieron incluso que representaran a España en Eurovisión. Así, no es casualidad que Los Javis (Ambrossi y Calvo) hayan escogido ese momento para arrancar la línea argumental de su serie 'La Mesías', que presentaron la semana pasada en San Sebastián y se estrena este miércoles.
Aunque, quizás por motivos legales, los creadores de la serie siempre han negado que sea la historia de Flos Mariae y tan solo admiten «trabajo de investigación» y una «resonancia con el mundo que nos rodea», lo cierto es que los paralelismos con la historia original son más que evidentes.
Y el primero, también su mayor acierto, es poner el foco protagonista no en las llamativas hermanas cantantes, sino en su madre. La joven que vivió una radical conversión que le llevó de una vida disoluta y de desenfreno a una devoción fanática, casi enfermiza. La madre de 16 hijos que prefirió dejarlos sin escolarizar antes que enfrentarlos a la mundanidad. La mujer que decía hablar con Dios, publicó siete libros con sus revelaciones y creó todo un entramado en la red para difundir la fe cristiana. La persona que antepuso su fe a la rebeldía adolescente de sus hijos mayores. «La Mesías», según Los Javis.
Porque detrás de aquel vídeo de Amén -y de los 6 discos, con 21 canciones cada uno con su correspondientes 126 videoclips con evidente mensaje cristiano producidos en apenas cinco años- se encontraba la figura de María Durán de Bellido. En realidad aquella era la octava canción de su disco 'Totus Tuus Maria' que había nacido de la promesa a la Virgen de que «si su madre, María Durán de Bellido, sanaba del tumor maligno, harían un grupo musical para venerar a la Virgen María y propagar la fe cristiana católica». En efecto, la madre sanó y las hijas decidieron seguir adelante con su homenaje y a un ritmo frenético (en un principio cada tres o cuatro días y que se acabó relajado hasta quedar en mensual), comenzaron a publicar canciones, siempre acompañadas por un vídeo, de la misma estética y factura.
«Quiero a tus hijos»
«-Dios mío, ¿qué quieres de mí?
+A tus hijos.
-¿Y para qué quieres a mis hijos?
+Para que salven al mundo.
-¿Cómo tienen que salvarlo?
+Bailando».
Si ha visto el tráiler de 'La Mesías', reconocerá este diálogo. Pero no, no es una creación de los guionistas, sino la primera de las revelaciones del libro 'La historia de amor que Dios siente por ti», el primero que escribió María Durán de Bellido en septiembre de 1995. Tanto en la serie, como en la vida real, ese parece el detonante que llevará al intento de convertir a los niños en estrellas mediáticas, que solo se acabaría concretando casi veinte años después, y de la forma más inesperada.
La historia de María Durán, nacida en 1957, no fue fácil. Con 16 años, se casa con su primer marido. Un episodio del que apenas hablará en el futuro, salvo para referir que tuvo que abandonarlo, junto a los tres hijos que habían tenido juntos, por malos tratos. Pero del que sí conocemos a través del testimonio de uno de ellos, el único chico, hoy terapeuta sexual basado en la Gestalt, el tantra y el uso del eneagrama, que recoge en un libro con el que da conocer su trabajo.
Es el Enric de la serie, el joven atormentado y separado desde años de su familia, que descubre la viralidad del video de sus hermanas y emprende un camino para reencontrarlas. Ni siquiera el hecho de que la serie le presente como un trabajador del mundo audiovisual es ajeno a la realidad. El Enric verdadero, antes de dedicarse a la terapia, había colaborado de forma profesional en varios vídeos. Experiencia no le faltaba, porque antes de huir de la casa, fue el artífice del primer producto audiovisual de la saga, un musical en que estaban involucrados todos los hermanos, que llegó a distribuirse con una revista cristiana en toda Cataluña y que hoy está descatalogado.
El Enric real (no es su verdadero nombre pero el ficticio permite mantener su anonimato) no ahorra crudeza al describir la «sexualidad desbordante de mi madre», quien «al separarse vio el cielo abierto y dio rienda suelta a su sexualidad de forma intensa y descontrolada». En el mismo texto recuerda que su «despertar sexual fue motivado por las escenas de mi madre gimiendo y haciendo cosas 'extrañas' con hombres desnudos».
Unos años donde, según él, al «sexo desenfrenado» se unía «el desorden estructural y familiar y la pérdida de hábitos sanos donde tres niños pudieran crecer y madurar». Una situación que cambió de golpe, cuando la madre conoció al que sería, tras obtener la nulidad del primer matrimonio, su nuevo marido, Xavier Bellido, quien adoptaría a los tres niños (en la serie son dos), les daría sus apellidos y los llevaría a vivir a una masía aislada en la Gerona rural.
«Su vida eran los libros, regar las plantas y desconectarse», afirma de su padrastro el hoy terapeuta sexual. «Se encerraba en su despacho rodeado de conocimiento inservible y dejaba campo abierto a mi madre, pues perdió la batalla con ella... si es que hubo batalla en algún momento», añade. Llegaron entonces unos años frenéticos en que la vida de María Durán se centró en sus visiones de Dios y la maternidad. Tuvo 13 embarazos en 14 años. Uno de ellos finalizó con un aborto espontáneo y otro de los niños falleció a los meses de nacer por una grave enfermedad.
«El reinado era de mi madre y haría con nosotros lo que le diera la gana. Eso incluía los golpes, el maltrato psicológico y los fuertes castigos que iban desde dejarnos sin comer y encerrarnos en una habitación a oscuras sin contacto con nadie o a obligarnos a limpiar, ordenar, cuidar y hacer de comer de forma constante hasta la extenuación a los hermanos que fueron viniendo», describe su hijo mayor.
Una situación que le llevó a huir de la casa y acabar «viviendo en un banco en la rambla de Barcelona, con apenas 19 años, sin graduado escolar, con hambre, siendo la primera vez que pisaba una ciudad», explicaba en una introducción en su página web que ahora ha sido borrada. «Toda mi vida encerrado en medio de la montaña con mis padres locos, mierda de vida pensaba. Me escapé de mi casa para no enloquecer como ellos y me desgarré al tener que abandonar a mis hermanos. Esa herida sigue doliendo cuando tengo frío en el corazón», añadía.
Un par de años después, la situación en la masía seguía igual, y la denuncia de un familiar puso en alerta a los servicios sociales de la Generalitat, quienes, al constatar que estaban sin escolarizar y ante la falta de colaboración de los padres, decidieron retirar la custodia de nueve de los niños, de entre seis meses y nueve años, que fueron ingresados en un centro de menores. Once días después, y ya con el compromiso de los padres de escolarizarlos y de no obstaculizar el seguimiento por parte de los servicios sociales, los niños fueron devueltos a sus progenitores.
El diagnóstico elaborado por un psicólogo, un pedagogo y un asistente social, concluía que «pese que no acudían a escuela y a vivir aislados junto a sus padres, no se ha podido comprobar que sufrieran ningún tipo de maltrato, no habían estado desatendidos y los conocimientos culturales y sociales son los propios de los niños de su edad». No había «situación de desamparo», el único supuesto que el Código Civil establecía entonces para retirar la tutela de forma definitiva. El informe recogía que la familia «practicaba el catolicismo radical» y que se habían intentado alejar «del consumismo que marca la sociedad actual».
Sin embargo, a pesar de la promesa, los niños no tendrían una escolarización regular. En 2010, de nuevo ante una denuncia de un familiar cercano, los servicios sociales volvieron a intervenir y el juzgado de menores descartó quitar la custodia a los padres al señalar que «a pesar de que la experiencia vital de que tienen Flor, Daniel, María y Alba [los menores que no estaban escolarizados en ese momento] es reducida, en estos momentos no se traduce en una situación de riesgo para su adecuado desarrollo emocional y psicosocial».
En ese ambiente, la salida de Enric (nombre ficticio) no fue la única. Otros hermanos se desvincularon cuando pudieron, algunos de ellos, como la que ahora vive en una población cercana a Madrid, Es también el caso de Irene (el nombre ficticio que le otorga la serie). Hoy empresaria de éxito en el mundo de la moda -al igual que lo refleja la ficción, de nuevo ni el más mínimo disimulo-, ha rehecho su vida sin apenas contacto con el resto de la familia. Además, como su hermano, ha recuperado los apellidos de su padre, lo que hace más difícil su identificación en redes sociales. En las entrevistas cuenta que su favorito es el color lila, su referente estético la actriz Audrey Hepburn y que aprendió a coser a los seis años.
El universo Bellido Durán sufrió un duro revés con la muerte de la madre en septiembre de 2015. Un acontecimiento que no impidió que sus hijas siguieran con el homenaje mensual en forma de canción y videoclip. Pero que sí evidenció las diferencias entre los hermanos. Los Otros HBD (Hermanos Bellido Durán) -una cuenta de Twitter creada, supuestamente, por los hermanos que dejaron la casa- denunciaron hace un par de años en un tuit (hoy borrado), que les habían impedido la entrada en el tanatorio en el funeral de su madre.
Una realidad que contrasta con la bucólica vida de familia numerosa que Alba, la menor de los 16 hermanos, narra en un vídeo subido a Youtube en 2021. Entre bromas, y con su risa fácil y contagiosa, describe una situación casi ideal de sus años de infancia. Con su relato a cámara, entremezcla alguna de las imágenes reales grabadas en aquellos años. Al lector, a poco que se fije, no le costará ver recreado alguno de esos momentos en la serie que se estrena el miércoles.
Esa pasión por la madre, sobre todo de quienes seguían viviendo en la casa, les llevó a continuar con los vídeos homenaje durante varios años, a pesar de su muerte. Sin embargo, 2021 marcaría un nuevo cisma. Por una parte, la familia se trasladó, sin que se conozca la razón, hasta otra casa en los alrededores de Toledo. Montserrat (la mayor de las hermanas hija natural de Xavier Bellido y curiosamente el nombre elegido en la serie para la madre) fue la primera en casarse, con un empresario melero extremeño. Esa parece la razón última de la ruptura entre hermanas que supuso la desaparición de Flos Mariae.
Cuatro hermanas -Victoria, Estel, Maria y Alba- anunciaron el final de Flos Mariae en un vídeo grabado en el interior de un coche. Días más tarde, anunciarían la creación de 4HBD (Cuatro Hermanas Bellido Durán), un grupo con el pretendía continuar la esencia de la agrupación original. Sus otras hermanas -Montserrat, Patricia y Flor- respondieron con Mariah's Pop y el mismo objetivo.
Durante meses, la «guerra» entre ambas formaciones mantuvo vivo el espíritu. Pero el ímpetu se fue agotando. 4HBD fueron las primeras en incumplir ese pacto mensual, quizás porque sus vídeos y canciones más elaborados implicaban un mayor esfuerzo y un necesario viraje hacia la profesionalización que no podían asumir en sus vidas ordinarias. Mariah's Pop continuó un tiempo más, incluso contando en ocasiones con el marido de Montserrat como artista invitado, pero acabó mudando hacia una visión más comercial. Crearon un nuevo grupo, con el nombre de una marca de ropa también propiedad de las hermanas, y apostaron por la venta de merchandising como tazas, camisetas o sudaderas con los temas de las canciones.
Ahora, la serie de Los Javis, vuelve a traer a la actualidad el fenómeno, por más que les pese a las hermanas. Y permite recordar una realidad que es mucho más dura de lo que plantea la ficción, haciendo realidad aquella frase de un seguidor: «Si fuera un 'fake' sería menos desasosegante».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete