salud
Las muertes por heroína aumentan un 84% en EE.UU.
La droga que hizo estragos en los 80 repunta en Estados Unidos. En España, reaparece con la crisis
Hasta el domingo, el oscarizado Philip Seymour Hoffman era uno de los actores más brillantes de su generación. Después de que se le encontrara muerto en su baño y con un aguja colgada de su brazo izquierdo es también el rostro del nuevo consumidor de heroína, la droga que causó estragos en la década de los 80 y vuelve con fuerza a las calles de Estados Unidos y varios países de Europa oriental y de Asia. A falta de que lo confirme la autopsia, todo parece indicar que el actor murió de una sobredosis de esta sustancia.
La heroína es la alternativa a los analgésicos derivados del opioCon Seymour la heroína ha dejado de ser la droga de los marginales. Ya no es solo el consuelo de «yonkies», también es la alternativa barata y accesible a los analgésicos más potentes que requieren receta y a los que están enganchados miles de personas al otro lado del Atlántico. La FDA, la agencia del medicamento estadounidense, estima que más de 15.000 personas mueren cada año por el abuso de estos analgésicos derivados del opio.
La heroína es su alternativa y por eso resurge no solo en las calles de las grandes ciudades sino en las zonas rurales y del extrarradio. Si sirven como termómetro las cifras de una ciudad como Nueva York se puede tener una dimensión del problema: las muertes relacionadas por consumo de heroína aumentaron un 84 por ciento entre 2010 y 2012, según los últimos datos oficiales.
De las pastillas a la heroína
Otro dato: un frasco de vicodina -el calmante que popularizó el amargo Dr. House en televisión- cuesta cerca de 140 dólares mientras que una dosis de heroína se puede conseguir en las calles por menos de diez dólares. Esto explicaría por qué el número de nuevos consumidores de heroína ha aumentado casi un 60 por ciento en la última década. Los Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias de Estados Unidos ya habían advertido de que el «salto» hacia la heroína era más sencillo entre quienes consumen calmantes, sobre todo cuando lo hacen sin control médico. Estos fármacos se convierten en la puerta de entrada para quienes buscan nuevas opciones estimulantes.
A los elevados precios de los analgésicos se une la disponibilidad de la heroína, gracias a las producciones récord que están cosechando los campos de opio de Afganistán .
Al aumento de consumidores en Estados Unidos se suma el riesgo de que esté circulando una heroína adulterada con otros componentes que la convierten en una droga cien veces más potente. En enero se documentaron, al menos, 22 muertes en Pensilvania por haber consumido una mezcla de heroína con Fentanyl, un anestésico general que lo convierte en un cóctel letal.
La heroína vuelve a correr por Estados Unidos y también por Europa y Asia. El último informe mundial de drogas detecta un repunte significativo de consumo en el sur y centro de Asia y Europa oriental.
En España el aumento no es estadísticamente significativo. Los últimos datos del Plan Nacional Sobre Drogas del Ministerio de Sanidad aseguran que el consumo de heroína está estabilizado. Un 0,6 por ciento de la población la ha probado alguna vez en la vida y un 0,1% en el último año. La edad media de inicio es de 20,7 años , una edad mucho más tardía que la de las drogas ilegales más consumidas. Además la vía de entrada ya no es la aguja. Ahora se prefiere inhalada o fumada.
Eso es lo que dicen las estadísticas, aunque los expertos que vigilan de cerca las toxicomanías saben que no hay que fiarse de las apariencias. Hace 30 años la heroína mató a 25.000 personas por sobredosis, 30.000 tuvieron que tratarse de su adicción y 100.000 se contagiaron de VIH. Ese fue el momento cumbre de la epidemia que empezó a flaquear a partir de los 90. Sin embargo hoy aún no hemos podido dar carpetazo al problema.
Una droga para la crisis
«Ninguna droga se va del todo. Todas ellas tienen sus ciclos de auge y decadencia pero siempre están ahí, esperando las condiciones de mercado para reaparecer», coincide Carmen Puerta de la Sociedad Española de Toxicomanía. Ahora, en plena crisis es el momento de la heroína: «Tiene una característica muy definitoria: su usuario debe utilizarla todos los días, en dosis estables, en el margen que se establece entre quitar el síndrome de abstinencia y evitar la sobredosis. La cocaína tiene otro patrón: puede no consumirse a diario, y cuando se consume, las dosis pueden ser bajas, moderadas o masivas. Es la droga de la abundancia: “cuanto más dinero tengo más cocaína consumo”. En cambio, la heroína es la droga que fideliza al cliente: “poco o mucho, pero tengo que comprar mi dosis cada día”».
Puerta ha detectado en los centro de atención de drogas más consumidores de heroína desde que empezó la crisis. «No ha habido un crecimiento espectacular, pero tememos que sea más visible en cuatro o cinco años».
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