Esta terapia devuelve la movilidad tras haber sufrido un ictus

Los detalles de este ensayo clínico se explican en un trabajo publicado en «Nature Medicine» y los datos proporcionan la evidencia preliminar del potencial de que la estimulación de la médula espinal se presenta como un enfoque restaurador para la recuperación de las extremidades superiores después de un accidente cerebrovascular.

Casi las tres cuartas partes de las personas que sufren un accidente cerebrovascular o ictus presenta déficits duraderos en el control motor de los brazos y las manos. Dichos déficits persisten en parte debido a las limitaciones de los enfoques actuales de neurorrehabilitación.

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La estimulación de la médula espinal epidural, una tecnología clínicamente aprobada que administra estimulación eléctrica a la médula espinal, se ha mostrado prometedora en la recuperación de la función motora de las piernas en personas con lesión de la médula espinal. A pesar de estos hallazgos alentadores, su papel en la recuperación de las extremidades superiores ha sido en gran parte inexplorada.

Lo que ahora han llevado a cabo los investigadores de la Universidad de Pittsburgh y la Universidad Carnegie Mellon es investigar el rol de esta terapia aplicada durante 29 días en la médula espinal cervical de dos mujeres, de 31 y 47 años, con debilidad crónica en las extremidades superiores después de un accidente cerebrovascular.

Un par de finos electrodos metálicos parecidos a espaguetis se implantaron a lo largo del cuello para activar circuitos neuronales intactos, lo que permite a los pacientes con ictus abrir y cerrar completamente el puño, levantar el brazo por encima de la cabeza o utilizar un tenedor y un cuchillo para cortar un trozo de filete por primera vez en años.

«Descubrimos que la estimulación eléctrica de regiones específicas de la médula espinal permite a los pacientes mover el brazo de formas que no son capaces de hacer sin la estimulación. Y lo que quizá sea aún más interesante, desvelamos que, tras unas semanas de uso, algunas de estas mejoras perduran cuando se apaga la estimulación, lo que indica interesantes vías para el futuro de las terapias contra el ictus», afirma Marco Capogrosso, líder de la investigación

En la actualidad, ningún tratamiento es eficaz para tratar la parálisis en la denominada fase crónica del ictus, que comienza aproximadamente seis meses después del accidente cerebrovascular. Según los investigadores, la nueva tecnología puede ofrecer esperanza a las personas que viven con discapacidades que, de otro modo, se considerarían permanentes.

«La creación de soluciones eficaces de neurorrehabilitación para las personas afectadas por deficiencias del movimiento tras un ictus es cada vez más urgente», afirma la coautora principal, Elvira Pirondini. «Incluso los déficits leves resultantes de un ictus pueden aislar a las personas de la vida social y profesional y llegar a ser muy debilitantes, siendo las deficiencias motoras en el brazo y la mano especialmente gravosas e impidiendo actividades cotidianas sencillas, como escribir, comer y vestirse».

En una serie de pruebas adaptadas a cada paciente, la estimulación permitió realizar tareas de distinta complejidad, desde mover un cilindro metálico hueco hasta agarrar objetos domésticos comunes, como una lata de sopa, y abrir una cerradura. Las evaluaciones clínicas demostraron que la estimulación dirigida a las raíces nerviosas cervicales mejora inmediatamente la fuerza, la amplitud de movimiento y la función del brazo y la mano.

Inesperadamente, los efectos de la estimulación parecen ser más duraderos de lo que los científicos pensaban en un principio y persisten incluso después de retirar el dispositivo, lo que sugiere que podría utilizarse como método de asistencia y restauración para la recuperación de las extremidades superiores. De hecho, los efectos inmediatos de la estimulación permiten la administración de un entrenamiento físico intenso que, a su vez, podría dar lugar a mejoras aún mayores a largo plazo en ausencia de la estimulación.