Un español hace un reto de comer por 3 euros en Marruecos y esta es su experiencia: «Están increíbles»
Entre España y Marruecos existen unos cuantos contrastes que podemos descubrir en cuanto pongamos un pie en el país vecino
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Apenas están separadas por quince kilómetros de Mediterráneo, los que existen entre Tarifa y punta Cires. No obstante, entre España y Marruecos existen unos cuantos contrastes que podemos descubrir en cuanto pongamos un pie en el país vecino.
El salto cultural que ... conlleva adentrarnos en el norte de África supone que muchos viajeros se llenen de dudas sobre cuándo ir, cómo moverse, lo que hacer una vez están en el destinoo algún que otro consejos sobre su gastronomía.
En 2024, Marruecos recibió a cerca de dos millones de turistas españoles, lo que refleja un atractivo creciente que lo ha convertido en un destino favorito entre sus vecinos del norte, una afluencia de visitantes que según las estadísticas supone una dinámica de crecimiento notable respaldada por datos desde 2021.
En este contexto el creador de contenido Wail, que en las redes sociales se hace llamar @buscandoawail_, se propuso un reto viral en su último viaje a Marruecos: comprobar de primera mano si realmente es posible comer durante todo un día con solo tres euros.
El viajero y artista callejero que comparte sus experiencias de viajes, la vida en comunidades libres y la ocupación de pueblos en Instagram y Tik Tok, grabó en el país vecino su reto. «Estoy viajando por Marruecos y comer en este país es muy barato, pero cuánto de barato es», plantea el influencer al inicio de la grabación.
Comer bien y barato en un destino desconocido no es tarea sencilla
Inicia la experiencia con un zumo recién exprimido: «Este zumo que veis aquí, un vaso de estos para llevar, vale 50 céntimos. Mezcla varias frutas y un buen vaso por ese precio». Más tarde, busca algo para comer y encuentra un bocadillo con carne y huevo por apenas 70 céntimos: «Escúchame, está bien cargadito. Muy bien, estoy flipando lo barato que es», comenta sorprendido.
Para el postre, improvisa una receta con productos básicos: «Se me acaba de ocurrir una ideaza para comer un postre muy barato», anuncia. Mezcla un baghrir, un tipo de crepe esponjoso marroquí que cuesta 10 céntimos, con dos dátiles que el comerciante le regala. «Qué ricos están los dátiles de aquí, están increíbles», añade mientras saborea su creación.
Durante la tarde, prueba un refrescante zumo de limón por 30 céntimos y más tarde una pequeña pizza de pollo por 1,50 euros. Aunque termina el día superando el presupuesto por apenas veinte céntimos, concluye satisfecho: «Para lo que hemos gastado, me he quedado bien, ni con hambre ni ultra petado».
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