La protagonista es Anastasia Victoria, «una ecuatoriana mitad rusa en España», como se define en la biografía en sus redes sociales. En el vídeo comenta que se mudó a Cataluña hace dos años y expresa con sinceridad que, a pesar de sus ganas de entablar amistad con personas catalanas, le resultó difícil lograrlo.
Todo ello debido al uso del catalán como idioma habitual entre sus compañeros de clase. Un testimonio que ha generado debate entre sus seguidores. Unos le invitan a mudarse a otros puntos de nuestro país, otros a aprender el catalán para integrarse y hay quienes, también, afean a sus compañeros y compañeras de clase por no emplear el castellano para favorecer su adaptación.
Las palabras de la joven apuntan a una realidad compleja: el idioma puede convertirse en una barrera no intencionada para quienes llegan desde otros lugares y buscan integrarse. Aunque el catalán es la lengua cooficial y natural de muchos catalanes, para quienes no lo dominan, su uso cotidiano puede generar una sensación de exclusión.
«Entre todos hablaban en catalán y, como soy un poco tímida, para mí fue difícil»
«Quería tener amigas catalanas y no pude. Hace dos años me mudé a Barcelona para hacer una maestría [un máster]. Y en mi maestría, en su mayoría, eran personas catalanas. Entonces, obviamente, entre todos hablaban en catalán y, como soy un poco tímida, para mí fue difícil integrarme en esas circunstancias», reconoce en su canal de TikTok.
Una forma de expresar la situación que no es tanto una crítica, sino, más bien, una reflexión sobre cómo los factores culturales y personales (en su caso, la timidez) pueden acentuar la distancia social y poner trabas a la integración en un entorno nuevo.
Porque esta ecuatoriana quiere dejar claro en el vídeo que no guarda resentimiento alguno hacia esas compañeras de clase catalanas. «No hay nada de malo, porque, al final, están en su ciudad. Y si yo quiero encajar tengo que adaptarme y aprender catalán», reconoce a la vez que habla de una manera muy respetuosa sobre la cultura y la lengua del lugar en el que reside.
Eso sí, no se rinde. «Algún día lo volveré a intentar». Una frase con la que no renuncia a su objetivo de integrarse, de empaparse de la cultura catalana y, por qué no, de aprender un nuevo idioma.
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