Sin ofertas por Khedira y Di María

La postura de Florentino Pérez fue cristalina en ambos casos . Los dos profesionales intentaban marcharse en busca de mejores contratos económicos y la dirección deportiva de la entidad trabajó en fichar dos centrocampistas que cubrieran sus ausencias. Dicho y hecho. El Madrid ha adquirido a Kroos como sustituto de Khedira y a James en lugar de Di María. Ahora, Sami y Ángel saben que tienen la horma de sus botas en sus puestos. Si se quedan, perfecto. Conocen el lema de la casa: «Aquí no se echa a nadie que se quiera quedar». Pero llevan intentando irse mucho tiempo. Si continuaran, tendrán que luchar por la titularidad con el doble de adversarios en la plantilla.

Di María conoce muy bien la situación tensa que ha creado durante ocho meses y ahora trabaja con Jorge Mendes y Eugenio López para conseguir un traspaso y no volver a los entrenamientos de la plantilla en Valdebebas el 5 de agosto. Ha puesto demasiada carne en el asador de los desagravios al Real Madrid como para regresar con las orejas gachas.

El argentino comenzó a demostrar en diciembre su deseo de irse. El centrocampista se marchó de mala manera del campo del Xátiva en la Copa, al ser sustituido. Pensaba que él no estaba para disputar esos partidos, que era titular. Tres semanas más tarde, en enero, se acomodó sus genitales frente al Celta en la Liga. Fueron dos actuaciones indisciplinadas en pleno mercado de invierno, para forzar su transferencia. El colmo fue que en el Mundial volvió a las andadas, tras conquistar la Champions y ser fijo en el once madridista gracias al 4-3-3 inventado por Ancelotti para integrarle.

El suramericano manifestaba tras cada victoria de Argentina que no sabía dónde jugaría la próxima temporada, porque el Real Madrid no le decía nada. La entidad respondía en privado que no tenía nada que decir en público, ni a su jugador ni a nadie, porque Di María tiene contrato hasta 2018 y estaba claro donde debía jugar, salvo que el afectado trajera una oferta para negociar su adiós. Con ánimos más provocadores, Ángel llegó a decir en Brasil que Messi era el mejor del mundo. Otro capítulo en busca del enfrentamiento. Intentaba molestar a Cristiano, todavía su compañero de equipo. Ni el portugués ni el Real Madrid entraron al capote. Hoy, a Di María le falta la faena más difícil: encontrar un equipo.

Ahora, veinte días después de todas estas invectivas, la única verdad es que el Real Madrid no ha recibido ofertas por él. El club espera que se haga realidad la intención del PSG de vender a un futbolista para cumplir con el «fair play» financiero de la UEFA y poder fichar al madridista. Dado el suspenso recibido por el París Saint Germain en su gestión presupuestaria, debe vender antes y comprar con ese dinero. Cavani no se ha hecho la foto con el equipo. Es una señal.

El Madrid pide 65 millones por su jugador. Si el conjunto parisino los paga, Di María será su último fichaje. Y Ancelotti no pondrá trabas a ello. El italiano ha demostrado durante toda la temporada una dedicación especial para encontrar su sitio a Di María, hasta que lo consiguió. Le debe mucho el rosarino a este técnico. Y la respuesta del argentino ha sido volver a atacar al Madrid en el Mundial. Se ha mostrado desagradecido con el técnico.

Khedira también quiere marcharse. Su comportamiento, sin embargo, ha sido diametralmente distinto. Habló con claridad al club. Finaliza contrato en 2015 y se negó a renovar un acuerdo por tres años. Explicó que no se sentía valorado por la prensa española y que pensaba irse a la Premier, donde le pagarían más dinero. Ahora, Sami está arrepentido. Le gustaría haber renovado. Piensa que se equivocó, mal aconsejado por su representante, al rechazar la proposición. Hoy constata con realismo que el club ha fichado a su compatriota Kroos en su lugar. El «overbooking» en el centro del campo madridista es de alto «standing».

El germano busca alguna oferta extranjera de un equipo importante que mejore sus emolumentos. Y reflexiona que podría quedarse hasta 2015 y marcharse libre entonces. Si es que el Madrid quiere. Que también tiene algo que decir.