OJO DE HALCÓN
¡Privatizadores! ¡Asesinos!
Es falso relacionar el 'bullying' con los conciertos escolares, que por cierto proceden de los años ochenta y llevan la firma del PSOE
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Iniciar sesiónEsta semana, en la manifestación de estudiantes contra el acoso escolar… proliferaba un cartel en el que se leía: «Basta de subvenciones a colegios privados. Basta de 'bullying'». Es falso, por supuesto, relacionar el 'bullying' con los conciertos escolares, que por cierto proceden de los ... años ochenta y llevan la firma del PSOE, partido que en Andalucía se mantuvo décadas en el poder. El cartel, en todo caso, delata una patología ideológica en la izquierda: sembrar la sombra de la sospecha sobre todo aquello que no sea estrictamente público. Es lo mismo que sucede con la Sanidad, aún más insistentemente desde la crisis del cribado. Lejos de abordar las causas y soluciones a lo sucedido, donde aún faltan bastantes respuestas, el asunto ha derivado una vez más en la denuncia histérica de la privatización. Incluso la ministra de Sanidad –ella es por sí misma una demostración práctica de que ser médico no es impedimento para ser un pésimo titular del área, algo inevitable cuando se antepone el sectarismo a cualquier otro criterio– repetía el mantra tras tomar el AVE para venir a echar un poco de gasolina a la crisis. Pero el argumento es una farsa intelectual para muy cafeteros o para seducir al votante desinformado. En definitiva, es notoriamente falso, puesto que la sanidad está ahora mismo en el mínimo de conciertos con la privada. Resulta inquietante la creciente indigencia de la izquierda para abordar casi cualquier debate mínimamente sustancial, donde despachan eslóganes y fetiches retóricos gastados. ¡Privatización! ¡Privatización! Eso es todo, incluso ante el doloroso suicidio de Sandra Peña.
Dato vs relato
Es inútil esforzarse en ir a los datos. Pero la realidad es que la Educación alcanza 9.350 millones de presupuesto, y casi 9 de cada 10 euros son para la pública. Desde la llegada del PP al poder, el presupuesto en la enseñanza pública se ha incrementado en casi 2.700 millones, y para la concertada diez veces menos. El próximo año hay récord de presupuesto sanitario. Por primera vez en la serie histórica, el gasto sanitario per cápita en Andalucía se eleva por encima de la media nacional. Estos son los hechos. Pero en tiempos de la posverdad, el dato parece irrelevante. Se trata, como anota el filósofo A.C. Grayling, uno de los ensayistas más perspicaces del fenómeno, de considerar que tu ideología «vale más que los hechos». Por eso no quieren un debate de datos, sino de relatos. Y contra la evidencia de los números, saltan incluso cuando se incrementa el presupuesto sanitario: ¡más dinero para los amiguetes de la privada! Y así todo el tiempo. Parecen personajes de una comedia de Lubitsch sobre los burócratas del pensamiento: ¡Privatización! ¡Privatización! Y lo repiten con la certeza goebbelsiana de que repetirlo mil veces acabará por convertirlo en verdad, al menos entre su clientela electoral. Podría resultar casi cómico de no tener consecuencias. El Gobierno andaluz, de hecho, concierta muy poco, a distancia sideral de la 'progresista' Cataluña… y debería concertarse mucho más, tanto como se pueda para mejorar la gestión.
Asesinos
No es el único relato. Se está viendo con la estrategia de estirar la polémica de los cribados. Hay informativos dedicados a alguien de un pueblo de Jaén o de Huelva que ha recibido una carta incorrecta del SAS, como si demostrasen que la sanidad pública atenta no ya contra ellos sino contra todos. El truco ya canta. En TVE han logrado sacar testimonios de gente incluso diciendo que «fue intencionado» dejar morir a su padre. Tal cual, muertes premeditadas. En el debate sanitario se ha generalizado calificar de «gestión homicida» lo del SAS o de «asesino» al presidente andaluz. Necesitaban trasladar aquí lo de Ayuso con la pandemia o lo de Mazón con la dana. Por eso la estrategia de la izquierda, a partir de la crisis de los cribados, se ha planteado como una operación 'ad hominem'… y no sólo en los extremos, ya sea una portavoz de Podemos como de Vox, con el adjetivo «criminal» reiterado. También en el PSOE, exigiendo su cabeza. Por cierto, ya se ha publicado, y no habrá sorprendido a nadie, que el líder de las 'mareas blancas' es un alto cargo socialista por añadidura imputado por fraude. No deja de resultar irónico que el sanchismo, cercado por la corrupción, pida dimisiones campanudamente.
Presupuestos
El Gobierno andaluz ya ha enviado sus presupuestos aprobados al Parlamento. La izquierda ha reaccionado con incomodidad, por el contraste con el fracaso del Gobierno Sánchez, incapaz de aprobar los suyos, con María Jesús Montero como protagonista. Por eso se han inventado un chantaje oportunista: o les aprueban una comisión de investigación sobre sanidad andaluza o le negarán la lealtad institucional a la Junta. ¿Pero qué lealtad institucional? Tal vez hubiera podido ser creíble de no llevar semanas demostrando que la prioridad no es la gestión sanitaria sino el desgaste del Gobierno andaluz del PP que sigue liderando las encuestas ante el curso electoral. De hecho, la sanidad manda en los presupuestos andaluces, con más de 16.000 millones consignados, y un gasto per cápita un 60% mayor que en las últimas cuentas firmadas por el PSOE. Pero ese dato no les interesa, sino el relato de la «gestión homicida» y la privatización.
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