La Expo de Málaga

Viene el recuerdo a tenor de la penúltima aventura en la que se ha metido De la Torre. Organizar una Exposición Universal. Nada menos. En 2027. Tras dos años de callada briega y después de que muchos lo miráramos burlones cuando empezó a contarlo, ha conseguido el apoyo del Gobierno. Málaga es la candidata española. ¿Se llegará a Itaca esta vez? Quién sabe. De nuevo, ocurra lo que ocurra, seguro que el trayecto merecerá la pena. Y en él veremos caminar al trote al regidor malagueño hablando por los auriculares de su móvil.

A diferencia de otras ciudades cercanas, Málaga ha tenido la suerte de contar en los últimos años con una sociedad civil y empresarial que ha ejercido su responsabilidad en cuanto al desarrollo de su entorno. Dice el presidente de los empresarios andaluces, Javier González de Lara, que el triunfo de Málaga se cimenta en el momento en el que se deja de mirar hacia afuera, especialmente a la ciudad con la que el victimismo facilón había engordado una inútil comparación, y comienza a mirarse a sí misma. Y en efecto ha sido así.

Pero tiene esta urbe la inmensa fortuna, también, de haber encontrado para su vértice administrativo a una persona que siempre ha tenido una mirada estratégica. En un ecosistema político en el que lo que más abunda es la búsqueda del relato de consumo inmediato y las luces cortas con las que alumbrar sólo los cuatro años que faltan para las siguientes elecciones, lo de Málaga ha sido muy diferente. Y ahí están los resultados. Cuando se celebre la Expo, o no, De la Torre calzará 84 años. Y ¡albricias! tocan elecciones municipales. Vayan haciendo sus apuestas.