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PÁSALO

No lo sabía

Hoy el Pasa la vida me puede sonar tan inconsolable como los pitos del Silencio

Félix Machuca

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Tengo en la mano un cristal fino rebosante de fresca manzanilla y como Hamlet me pregunto aquello tan existencialista de ser o no ser, esa es la cuestión. Estrello el catavino contra el suelo para que la uva que fue limpie de bajío el terrizo ... que mide nuestra suerte. Una tentación irreprimible me empuja a abrazarme a un poste de la Feria perdida, como dicen que se abrazan a los árboles los druidas de la nueva religión verde, mientras invoco a los dioses de los farolillos para que este domingo no nos duela tanto. No sabía que una herida sin sangre podía ser tan profunda como la que hoy tiene desangrada a la ciudad. No sabía que hay guerras que sin un solo disparo ocasionan tantas bajas civiles. No hay nada más infernal que un abril sin coches locos y sin caldo de puchero al amanecer. Nos han hackeado el alma y se han llevado los fondos sentimentales de la tarjeta del banco luminoso de Los Remedios. Sabía que uno descubre el valor de lo que tuvo cuando ya no lo tiene. Ahora sé que el oro humilde del albero es polvo de estrellas, que el carruaje más modesto de los hermanos Contreras reduce a carrito del helado al que tuvo Alejandro con ruedas plateadas y riendas de seda; que hay medallas de chocolate que solo se ganan en las buñoleras…

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