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La Alberca

El Papa del toreo

Los toreros han otorgado en la Maestranza otro título al Faraón, el de sumo pontífice de la tauromaquia

Alberto García Reyes

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ESTABA Curro sentado justo debajo del toro de Carmen Laffón en el Salón de los Carteles de la Real Maestranza de Caballería, con el teniente Santiago León Domecq a un lado y Rafael Chicuelo al otro, y toda la torería de Sevilla miraba la estampa ... del Faraón para perderse en los recodos de la memoria y soñar aquella vuelta al ruedo por el callejón en la novillada de Benítez Cubero, o las verónicas al sobrero de Tassara, o la vuelta al ruedo en un quite de los Urquijo, o los lances al juampedro para llevárselo a los medios... Había en el ambiente un aire de solemnidad porque la mirada del niño de Camas seguía intacta en los ojos del maestro y los demás toreros la buscaban para encontrar un gesto de complicidad, como si estuviera el toro en la plaza y sólo hiciese falta un guiño para decírselo todo. Un siglo de toreo estaba allí congregado ante la llamada de Emilio Muñoz, silenciosa lentitud de Triana en el bamboleo de su muñeca izquierda, y nadie levantó la voz. Aquello era un cónclave en la Capilla Sixtina de la tauromaquia. Espartaco lo entendió rápido. «Aquí está pasando algo muy grande», me dijo.

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