La Alberca
El pacto de la vergüenza
Tiene razón el PSOE, es lamentable meter a los ultras en las instituciones
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Iniciar sesiónEs muy fuerte lo que nos estamos tragando en España. ¿A dónde vamos a llegar? Hasta Donald Tusk, jefe del Partido Popular Europeo, ha saltado para denunciar el pacto con los ultras. «Tenemos que luchar contra estas tentaciones de construir un poder político aparentemente más ... grande. A fin de cuentas, es una capitulación. Espero que sea sólo un incidente o un accidente y no una tendencia en la política española». Es lógico que Feijóo esté preocupado con esta deriva. Va a asumir el mando del partido en un momento crucial y las circunstancias son muy adversas. Las alianzas con los radicales sólo pueden traer consecuencias negativas para los intereses generales y revertir esa tendencia tendría que ser el primer objetivo de las organizaciones moderadas en estos momentos. La guerra de Putin y los coletazos que aún quedan de la pandemia exigen políticas serenas y de sentido común frente a los 'hooligans'. Por eso son muchos los socialistas que no han dudado en repudiar el 'pacto de la vergüenza'. La sangría extremista en España exige un torniquete urgente.
Casado ha tenido que ir a mojarse a Bruselas antes de dejar su silla. Esto hay que pararlo como sea. No sirve el miserable pretexto del 'y tú más' ni el mal de muchos. Los acuerdos con los enemigos de la libertad no son dignos. Punto. Los partidos que no creen en la Constitución, que la combaten con descaro y que dividen a las personas entre quienes merecen el bienestar y quienes no lo merecen son una lacra para la convivencia y para los derechos humanos. Es totalmente comprensible que haya tantos socialistas poniendo el grito en el cielo porque esto ya es demasiado. Y también hay que entender que culpen a la gente. ¿Cómo se puede votar eso, por dios? ¿Qué clase de sociedad le vamos a dejar a nuestros hijos? Hay muchos españoles que, como lamenta el sanchismo, votan mal y eso obliga a los políticos a corregir estos excesos de la libertad poniendo cordones sanitarios a los exaltados. Menos mal que están ellos para impedir nuestros delirios y proteger la democracia en contra incluso de la voluntad popular. Hay que empatizar con su enojo. No se puede pactar con los enemigos del progreso. España necesita un exorcismo para sacar al demonio de sus instituciones. Hasta aquí llegó la riada.
La verdad es que me consuela mucho contemplar el cabreo del PSOE porque nunca es tarde si la dicha es buena. Lo ha explicado María Chivite de forma contundente: «esos partidos están centrados en la confrontación y no es la respuesta que la ciudadanía pide y necesita». Aleluya. Eneko Andueza también ha estado fino: «no vamos a permitir ningún retroceso, ningún paso atrás». Ojalá esto haya sido, como pide Tusk, una capitulación aislada y por fin se rompa el pacto de la vergüenza con la extrema izquierda, los independentistas y Bildu, sobre todo ahora que la Eurocámara ha calificado a sus amigos de ETA como criminales de lesa humanidad. Y ya si eso luego moralizamos sobre lo que se encarte.
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