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La Alberca

¿Cuánto vale una vida?

El sanchismo ha provocado la distinción entre muertos buenos y malos con su trato a ETA

Alberto García Reyes

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La visita de Sánchez a Kiev arrastra una contradicción diabólica porque el presidente del Gobierno de España ha viajado a Ucrania, donde las fosas comunes serán el ábaco del genocidio para los historiadores, justo cuando la Eurocámara ha hecho público un informe que asegura que ... los crímenes de ETA son de lesa humanidad y, por tanto, imprescriptibles o no amnistiables. El sanchismo, que usa los muertos como objetos de trueque con los herederos del terror a cambio de su apoyo político, cojea moralmente en los cementerios. La conmoción del presidente con Zelensky pita en los oídos de una sociedad que contempla, ya derrotada, el incesante goteo de asesinos volviendo a su tierra sin haber cumplido ni la mitad de su condena. Sabemos que Sánchez es un demiurgo de la mentira, de la impostura y del nihilismo ético, pero esta interpretación de un supuesto estado de contricción y pesadumbre en la masacre de Rusia nos sumerge en el eterno dilema de la condición humana: ¿valen unas vidas más que otras? Antes que eso: ¿cuánto vale una vida?

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