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tribuna abierta

Nuevo tiempo político: el triunfo de la avaricia del Imperio

Los imperios, puestos en marcha, ya no se detienen

Santiago Arauz de Robles

No es cierto que Napoleón arrebatase la corona imperial a Pío VI y se la autoimpusiese: es invención de Thiers. Bonaparte quería sublimar su realeza y que el Papa fuese su comparsa político-social, eso sí, consumando su soberbia vital. Ya siendo corso, colonial pues, ... aseguró que acabaría con la «maldita Francia metropolitana…», hasta que pisó el continente e ingresó como cadete en Saint Cyr. Luego, esa misma soberbia le induciría en La Vendée a trepar a la cina de los soldados muertos para su gloria, aireando la bandera en un oxímoron histórico. Protagoniza, pues, el mayor rango entre los ejercientes del pecado capital de la soberbia: la más grave transgresión religiosa y, por ello, social. Aplaudida por las masas, en suma. Hasta ahí habíamos llegado.

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