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DE RABIA Y MIEL

Mamá socialista

No éramos para él algo más de lo que eran las Carlotas y las Jessicas para José Luis. Atrezo, muñequitas serviciales, herramientas para su ego

Santi Gigliotti

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Es domingo y vengo de vuelta de los madriles. Ojalá no se pare el tren. Tengo ganas de verte, aunque probablemente ya estarás dormida. Solo quiero llegar y poder calmar mi asqueamiento dándote un beso en la frente. Me encuentro mal. A lo mejor ... suena muy fuerte, pero me siento un poco sucia. Esta angustia que llevo cosida me da miedo. No sé qué hago escribiéndote en las notas del móvil esta carta. A ti, que tienes todavía solo seis añitos. Supongo que necesito ordenar mis ideas, que escribo esta carta porque tengo que desahogarme con alguien. Y, aunque sea de manera indirecta, tiene que ser contigo, porque llevas todo el fin de semana en mi cabeza, como un resorte de mi conciencia. Te has clavado como un puñal en mi cobardía.

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