No jugamos (todavía) la 'Champions' tecnológica

Estamos de la mitad de la tabla hacia arriba, pero en el lenguaje futbolístico se diría que todavía no jugamos la 'Champions', la competición reservada a la élite. ¿Es una posición aceptable? En el lado positivo, hay que destacar que el salto que se ha dado en los últimos tiempos ha sido muy importante. Hace apenas una década, en Andalucía apenas existían startups (tal como se denomina a las empresas basadas en tecnología y con negocios escalables, que son el origen de Cabify, Glovo o Wallapop). Pululaban solo una minoría de emprendedores en un entorno inmaduro para este tipo de proyectos, y en el que era difícil conectar proyectos e inversores. Y partiendo de esa base, la situación presente es radicalmente distinta. Actualmente hay más de 450 firmas de esta tipología en Andalucía, con ejemplos que han alcanzado una dimensión considerable, como CoverManager (que gestiona reservas en restaurantes de todo el mundo) o Scoobic (que ha desarrollado sistemas de movilidad sostenible para el reparto de mercancías en la ciudad). Existen casos de éxito y hasta una asociación —denominada Founders— que agrupa a más de medio centenar de fundadores de compañías que ya generan una facturación conjunta de casi 400 millones de euros.

Sin embargo, la comparación con Valencia revela la brecha que todavía existe con los entornos más dinámicos de España. Esta ciudad alberga 477 firmas tecnológicas, frente a las 148 de Málaga y las 147 de Sevilla. La cifra triplica a la de las dos mayores ciudades andaluzas. Una de las razones que explican el auge de la capital levantina es el impulso que ha dado Juan Roig (Mercadona) a estos emprendedores con el denominado polo La Marina de Empresas (que acoge Lanzadera, el espacio para atraer y acelerar startups). A partir de ahí, no estamos tan lejos de Bilbao (203) y San Sebastián (191), donde la tradición empresarial y capitalista es más honda.

La valoración final que se debe hacer de la posición en esta clasificación es relativa. El avance de Andalucía ha sido encomiable; pero si Valencia –con el apoyo de sus empresarios líderes– supera por sí sola a la suma de nuestras dos grandes ciudades, se demuestra que como sociedad todavía se puede aspirar a llegar más lejos.