CARDO Máximo

Fútbol y cofradías

Cómo iba a estar saliendo el Cachorro y quinientos metros más allá inaugurando el Rey la Expo92

Si nadie lo remedia, y parece que nadie quiere remediarlo, el Viernes Santo se jugará un partido de fútbol en Sevilla. Será a partir de las nueve de la noche, más o menos a la hora en que el Cachorro entre en la Catedral. Lo ... que nos quedaba por ver, dicho sea sin ninguna exageración ni alarde admirativo sino porque estamos ante un hecho que nunca antes –hasta donde uno tiene memoria, auxiliado por la hemeroteca del periódico– se había producido: fútbol y cofradías, menuda amalgama.

En tiempos, el Viernes Santo era el día más sagrado del año, el 'Yom Kippur' cristiano con los sagrarios abiertos y el luto declarado de manera oficial: banderas a media asta, fusiles a la funerala, corbatas negras, matracas en sustitución del tañido de campanas y suspensión completa de espectáculos de toda índole, salvo representaciones pasionales y autos por el estilo. Con los teatros cerrados –los estrenos se reservaban para el día siguiente, sábado de gloria–, la radio pasaba a emitir sólo música sacra y en la televisión se modificaba la programación para pasar procesiones y películas de temática religiosa acordes con la solemnidad litúrgica. Eso era antes. «In illo tempore», como principian muchos versículos del Evangelio en latín.

Ahora, ya se ve que a las cofradías les ha salido un duro competidor con el Sevilla-Celta, para el que, por lo visto, no han encontrado otra fecha mejor para su disputa. Y Sevilla (la ciudad, que es más que el club) se lo ha tragado. «In illo tempore», hace treinta años, la Exposición Universal de Sevilla tenía fijada su fecha inaugural para el 17 de abril de 1992, aniversario de las Capitulaciones de Santa Fe con que los Reyes Católicos dieron su aprobación para el viaje descubridor de Cristóbal Colón. Hasta que alguien cayó en la cuenta de que ese día correspondía al Viernes Santo. El argumento era incontrovertible: cómo iba a estar saliendo el Cachorro del Patrocinio y quinientos metros más allá inaugurando el Rey el certamen. Se argumentó ante el BIE que regula las exposiciones y nos hicieron caso. Así se alteró la fecha de inauguración al lunes de Pascua, 20 de abril, y se resolvió la papeleta.

Pero ahora, nada de nada. Que vengan a coincidir los dos equipos sevillanos jugando el mismo fin de semana de Pascua en casa ya escama. Que uno de ellos se enfrente al Cádiz, que es el rival más cercano en la distancia, ya es casualidad. Que se organice un Santo Entierro Grande el sábado por la tarde ya es chocante. Que las propias autoridades policiales pidan a las cofradías que se las avíen como puedan en las salidas porque no hay agentes suficientes ya es rocambolesco. Y que a pesar de las críticas y del sentido común, el partido se vaya a disputar el Viernes Santo por la noche, es sintomático de que no hay quien pueda con esa hidra imposible de descabezar que es la Liga de Fútbol Profesional, convertida en el más preeminente de los poderes fácticos del momento. Y luego dicen que las cofradías mandan mucho en Sevilla…

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