Tribuna Abierta
Los niños y la obesidad
Los niños que son físicamente inactivos pueden llegar a tener el colesterol alto cuando sean adultos, y tendrán signos precoces de cardiopatía a la veintena y un mayor riesgo de sufrir un infarto o un ictus a los cuarenta
Fernando Fabiani
La obesidad es una enfermedad crónica, progresiva, que afecta a aspectos biológicos, psicológicos y sociales de la vida de un individuo, y está asociada con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, con un incremento de la mortalidad y de una disminución de la calidad ... de vida. La Organización Mundial de Salud (OMS) define la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
Los niños se caracterizan entre otras cosas porque al estar su cuerpo en desarrollo, sus sistemas inmunitario, digestivo, nervioso y cardiovascular son más vulnerables y por lo tanto tienden a enfermar más que los adultos, y así está confirmado que uno de cada cuatro niños en edad escolar presenta alguna enfermedad o desorden crónico entre las que sobresalen los del metabolismo como la obesidad y sus trastornos asociados como la diabetes.
Los niños que son físicamente inactivos pueden llegar a tener el colesterol alto cuando sean adultos, y tendrán signos precoces de cardiopatía a la veintena y un mayor riesgo de sufrir un infarto o un ictus a los cuarenta, según un trabajo publicado en la revista 'The Journal of Clinical Endocrinology&Metabolism'. La obesidad infantil es una enfermedad que ha alcanzado dimensiones de pandemia en el siglo XXI, por lo que es necesario hacer un llamamiento a la necesidad de abordar la obesidad y los factores de riesgo que la acompañan ante la probabilidad de una enfermedad cardiovascular y otras patologías como la diabetes y el colesterol alto.
Según datos de la OMS, en el año 1975 menos del 1% de los niños y adolescentes de 5 a 19 años eran obesos, mientras que en 2016 más de 124 millones (el 6% de las niñas y el 8% de los niños) lo eran. Este gran aumento es debido en gran parte a una mayor inactividad física, y se ha relacionado con una mayor prevalencia de hipertensión arterial, y aumento de la glucemia y de los lípidos en sangre. Esta combinación de factores de riesgo trae consigo daños en las arterias y corazón que son capaces de revertir en los niños, pero no en los adultos.
Diversos estudios han demostrado que la actividad física media en la infancia es de unas 6 horas al día y baja a unas 3 horas diarias en la edad adulta joven, y la actividad física de moderada a vigorosa se mantuvo relativamente estable en torno a los 50 minutos cada día, desde la infancia a la edad adulta joven. Estos hechos se han asociado con una reducción del colesterol, por lo que se recomienda realizar una actividad física ligera durante 3-4 horas/día como forma eficaz de reducir el colesterol y evitar problemas de salud cardiaca más adelante en la vida
Por otro lado, no debemos de olvidar que España está a la cabeza de los países del sur de Europa en cuanto a la incidencia de diabetes tipo 1 en edad pediátrica. Según la base de datos clínicos de Atención Primaria (BDCAP) en el año 2021 casi 17.000 niños estaban diagnosticados de diabetes tipo 1. Estas cifras según la OMS dejan a España como un país con una alta incidencia de diabetes tipo 1 en edad pediátrica donde se diagnostican anualmente entre 1.200 y 1.500 casos nuevos en menores de 15 años.
Por todo ello, creemos que sería necesario poner en marcha políticas y acciones que lleven a detener esta epidemia y los numerosos problemas que trae consigo. La actividad física y la nutrición son fundamentales por lo que proponer medidas como la de fomentar la actividad física y reducir al máximo el tiempo sedentario es primordial. Hay que reducir al máximo la comercialización de alimentos poco saludables tanto en todos los medios como en las redes sociales y al mismo tiempo impulsar los hábitos saludables, y si es necesario ofrecer asesoramiento dietético. Los programas educativos son fundamentales y se deben involucrar a las escuelas, la familia y los amigos. Unos alimentos saludables más asequibles para que lleguen a todos los bolsillos y habilitar más parques infantiles y espacios verdes para estar físicamente activos en tornos urbanos ayudarían sin duda alguna a combatir esta enfermedad.
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