Leer esto

A esto es a lo que iba. Que tanto me está diciendo la gente que le va la marcha turca de estas dos columnas de Hércules, de estas cuatro esquinas de San José del recuadro, que para uno cada día meter el papel en el carro de la máquina es como hacer el paseíllo en la Maestranza. Porque comprenderán que a uno le gusta tocar pelo todos los días; no gana tantos millones como para trabajarse las almohadillas de la Cruz Roja, como hace el otro...

Tanto te lo dicen, que te abruma, tú. La vergüenza torera. El otro día estaba en el bar del Alfonso que se me acerca Félix Moreno de la Cova:

— Oye, tengo que felicitarte porque lo tuyo es lo más leído del ABC...

— No, hombre, Félix, aún me ganan las esquelas y la oración del Espíritu Santo...

Estoy en el almuerzo de la Universidad a los escritores y se me acerca Rafael Ríos Mozo:

— Que Pepe Luis ya sabes que lo primero que hace todas las mañanas es leerte...

Y tanto lo asocian a uno a la mañana temprano, que estoy cogiendo un complejo de torta de Inés Rosales o de cafelito de Catanambú que no pueden ustedes imaginarse. Eso, y el llanto:

— El otro día lloré leyendo la que pusiste...

Por lo visto a uno no se le da mal la cosa de Sautier Casaseca o Sautier Casasola, que sería más nuestro, por aquello de la Encarna:

— Oye, que Juana Reina lloraba leyendo lo que le pusiste...

De la sonrisa al llanto, la verdad, señores, es que parece que este invento funciona. Que conste que no he descubierto ninguna pólvora, que lo que uno hace es más antiguo que el andar para delante. Lo de este recuadro no es más que Galerín puro, con unos toques de Cecilio de Triana, pasando la cosa contracultural y neoperiodística de Tom Wolfe. Y ustedes, que son los que ponen todo. Porque mucho hablar del público de la Maestranza y aún no ha habido nadie de ustedes, que son los que tiene el mérito, esta Maestranza de papel de cada mañana, la sabiduría sevillana de siglos, el saber encajar las cosas, como don Pepote Rodríguez de la Borbolla y Camoyán, el senador socialista, que va el otro día y me llama:

— Antonio, enhorabuena por lo que pusiste de los Borbollas...— Pero, ¿de qué Borbollas, Pepe? Que luego ya sabes cómo se pone tu primo Pablo.

El rojerío aguanta el tipo con un espíritu democrático que le honra, y la derecha se ríe, pero no se ande tranquila, que pronto empiezo con ella, que anoche se me apareció Galerín y me dio unas ideas que ya verán... O la derecha brama por lo bajito y la izquierda se ríe. Esto va por barrios, porque quiero sobre todo que sea Sevilla. Los méritos no son míos, sino de la máquina de escribir eléctrica, Olivetti, que es tela de buena. Y de ustedes.

El otro día, en el aeropuerto, cuando iba a Madrid a ver al Rey (porque uno va a Madrid más que cuando lo llama el Rey, faltaría más), me encontré con nuestro presidente del Consejo de Administración, con don Guillermo Luca de Tena:

— Burgos, lo suyo es lo que más se lee...— Que no, don Guillermo. Ahí está el deporte...

— No Burgos, que es lo suyo...

—Hombre, no me diga eso precisamente usted, que le voy a tener que pedir aumento de sueldo...

Cuando don Guillermo Luca de Tena me suba el sueldo, sepan que les debo una convidá. En realidad, el sueldo se lo suben ustedes, que aguantan cada mañana estas cosas que escribe sola la Olivetti eléctrica, la tía...