la alberca
La grieta en la armadura de Moreno
Juanma Moreno ha agotado el margen de error en la gestión de la Sanidad, que es su 'chink in the armor'
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Iniciar sesiónLos británicos usan una expresión muy ilustrativa para referirse a lo que aquí solemos llamar 'punto débil' o, usando la metáfora maniquea, 'talón de aquiles': 'Chink in the armor'. Grieta en la armadura. Y esa es quizás la forma más exacta de explicar lo que ... le está pasando a Juanma Moreno con la sanidad. El presidente de la Junta de Andalucía ha conseguido forjarse una armadura sociológica muy resistente gracias a su propuesta moderada, con la que hasta ahora ha conseguido frenar a Vox y fagocitar al PSOE. En los siete años que lleva al frente del gobierno andaluz apenas ha sufrido un par de rasguños y, de hecho, ha visto pasar por el resto de partidos políticos a varios portavoces: Susana Díaz, Juan Espadas y María Jesús Montero en el PSOE; Macarena Olona y Manuel Gavira en Vox; Antonio Maíllo e Inmaculada Nieto en Por Andalucía; y Teresa Rodríguez y José Ignacio García en Adelante Andalucía. Su liderazgo apenas ha sufrido desde que desbancó a los socialistas de la Junta y eso le ha permitido convertirse, además, en uno de los barones de mayor influencia en el PP. Sin embargo, su 'chink in the armor' se ha convertido en una oportunidad para sus rivales que no parece que vayan a desaprovechar.
La sanidad pública andaluza es un desastre. Lo es desde hace muchos años aunque algunos quieran ahora olvidar todo lo que pasó con el ya fallecido 'Spiriman' y pretendan contarnos que cuando gobernaba el PSOE aquello era un paraíso. De hecho, el protocolo vigente para el aviso de las mamografías con resultado dudoso a las mujeres es obra de María Jesús Montero, un hecho incontrovertible que resta legitimidad a sus críticas ahora. Pero eso no exime de responsabilidad al actual gobierno, que ha tenido siete años para corregirlo y no ha hecho nada. Peor aún, la Consejería de Salud recibió hace un año y medio la queja de las afectadas y no hizo nada. Esto no tiene un pase. Es cierto que la oposición está lanzando algunos bulos sobre la situación sanitaria, como el de la privatización —ahora los conciertos suponen cuatro puntos menos del presupuesto que con el PSOE y la comunidad que más invierte en acuerdos con la privada es la Cataluña del exministro de Sanidad Salvador Illa— o el del fraccionamiento fraudulento de contratos, que es un argumento jurídicamente muy forzado. Pero también es la pura verdad que las listas de espera para la atención primaria y la quirúrgica son intolerables a pesar de que la inversión sanitaria ha subido a su cota histórica. Moreno tiene un gravísimo problema de gestión en el SAS y lo sabe. Por eso en este mandato han caído ya las dos consejeras que ha nombrado. Ha agotado el margen de error.
Su comparecencia para anunciar el plan de choque del cribado de cáncer de mama y la destitución de Rocío Hernández fue impecable. Tomó las riendas de la crisis, evitó las excusas y exhibió carisma para ganarse la confianza de la mayoría. Pero eso no basta. El diagnóstico es claro: tiene una grieta en la armadura y una legión de arqueros enfrente.
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