La Alberca
El flamenco de Hamás
Los terroristas usan a los bailaores como un ejemplo de lo que quieren reconquistar, pero España no se entera
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Iniciar sesiónLos dos bailaores del vídeo difundido por Israel en el que Hamás da las gracias a España por su apoyo son otro manoseo del flamenco como seña de identidad española. Y mucho me temo que para intentar distanciarse de los halagos de los terroristas este ... gobierno la va a pagar con los bailaores, a quienes el Telediario denomina bailadores, como Cervantes a la Gitanilla. La obsesión por reducir a folclore localista una expresión artística de repercusión universal es aberrante. Se pretende siempre identificar a España con un costumbrismo simplista que, por cierto, la reduce siempre a Andalucía, algo que tiene un especial significado cuando quien lo hace es una organización terrorista islámica que reivindica Al Andalus como territorio expropiado. El uso del flamenco en ese vídeo no es sólo un estereotipo. Detrás de esos bailaores hay una intención.
Muchos musulmanes defienden que la música prototípica española tiene sus raíces en las melodías árabes y sitúan al cordobés Ziryab, artista de cámara de Abderramán II, como el punto de partida de lo que hoy llamamos flamenco. Ciertamente, las relaciones musicológicas son directas, ¿cómo no? El flamenco, lejos de ser una expresión cultural inmovilista, es el conjunto de un largo mestizaje en el que participan castellanos, árabes y gitanos fundamentalmente hasta el siglo XX. A partir de ahí se sumaron otras culturas, especialmente las americanas. Por eso Paco de Lucía tituló uno de sus más célebres discos con el nombre de Ziryab, Camarón se acompañaba habitualmente de un ud, que es el laúd árabe, y El Lebrijano grabó varios discos con la Orquesta Andalusí de Tánger. Antonia la Negra, madre de Lole Montoya y cantaora de mucho postín, era argelina. Por eso el dúo Lole y Manuel (ceutí él) compuso varios tangos con letra en árabe. Esa realidad es incontestable más allá de teorías excéntricas como la que defendía Blas Infante, que sostenía que la palabra flamenco procede de los términos árabes 'felah' y 'mengus', que significan campesino errante. El arte jondo está plagado de hipótesis pintorescas porque su relación con los márgenes sociales le mantuvo siempre fuera de las academias y poco se sabe, en consecuencia, de su nacimiento. Pero hay muchas cosas que sí se saben, sobre todo sus concomitancias con otros ritmos exóticos de culturas que, efectivamente, pasaron por Andalucía. Sin embargo, el flamenco representa exactamente todo lo contrario de lo que reivindica Hamás. Porque es un arte conciliador. Es una amalgama. No un conflicto. Y ese es el motivo por el que no es folclore, sino arte. No es un fósil de la antigüedad, está vivo. Por eso, en efecto, es icono de España en tanto que nuestra tierra es ejemplo de convivencia cultural, no un espacio cerrado que rechaza las influencias externas. Y eso es lo que duele del vídeo de Hamás, su uso reivindicativo. El Lebrijano cantaba con la Orquesta de Tánger una letra de Caballero Bonald que decía «dame la libertad de la tierra misma». Nunca Hamás le habría representado.
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