vivimos como suizos
Tambores
Unos y otros esperaban el toque de corneta para decir lo que ya tenían claro de una sentencia que no conocían
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Iniciar sesiónMula no tiene Buñuel, pero tiene tambores. La madrugada de Martes Santo a Miércoles Santo. A las doce de la noche una corneta da la señal y miles de tamboristas reunidos en la plaza del Ayuntamiento empiezan a tocar a la vez hasta las cuatro ... de la tarde del día siguiente. Es cierto que antes de las doce hay quien se tamborea encima. Pero el estruendo que empieza a las doce es indescriptible, del que notas en el estómago y la garganta. El silencio es esa noche una extravagancia.
Conocíamos la condena, el fallo de la sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo sobre el fiscal general del Estado, pero no los fundamentos de Derecho ni los hechos probados. Ahora sabemos que la divulgación tuvo lugar tanto por la filtración del correo como por la publicación de la nota informativa. «La nota consolida la filtración iniciada por el correo, en realidad, la oficializa». Considera la sentencia que «el deber de confidencialidad del fiscal general del Estado (…) no desaparece por el hecho de que la información que él conoce por razón de su cargo ya ha [¿haya?] sido objeto de tratamiento público». La sentencia considera como hecho probado que fue el acusado «o una persona de su entorno inmediato y con su conocimiento» quien lo entregó para su publicación en la cadena Ser. Y que una noticia falsa no se puede responder con un delito.
Bah. Paparruchas. Unos y otros esperaban el toque de corneta para aporrear con lo que ya tenían claro.
Óscar López dice conocer muchos guiones de Hollywood con menos creatividad. Ester Muñoz se jacta de tener al primer fiscal general del Estado al que podemos llamar delincuente. Parece que estaban deseando poder usar la palabrita. Cuca Gamarra en X: «El fiscal es un delincuente. Con sentencia firme». Jaume Asens ha calificado la sentencia de «auto de fe, puramente inquisitorial». Y Movimiento Sumar, que parece un colectivo artístico o literario, ha ido a Bluesky: «Toca defender la democracia». Lo que tocaba era sacar el tambor de las certezas y el de este burro no me bajo. El vagón del silencio es otra ventanilla. Una extravagancia.
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