Servidumbre voluntaria

La pregunta que se formula Etienne de la Boétie y que sigue vigente es la siguiente: ¿cómo es posible que un hombre pueda subyugar a personas libres que abdican de su capacidad de decisión? La respuesta es que ese sometimiento se produce por la necesidad de protección y de orden que sienten los seres humanos. Y ese vínculo de dependencia es voluntario, no se puede sostener por el uso de la fuerza sino por la persuasión. El poder fascina, seduce.

La obra me vino a la cabeza la semana pasada cuando escuché a un ex alto cargo socialista decir que la intervención de Óscar Puente le había levantado la moral y luego ensalzó el liderazgo de Sánchez. Afirmó que González y Guerra pertenecen al pasado y que actúan por resentimiento. Cuando yo formulé algunos reparos sobre las contradicciones del presidente, me respondió que lo importante era formar gobierno y que la amnistía u otras concesiones al independentismo estaban justificadas para frenar a la derecha.

Me pregunté por qué personas inteligentes y preparadas pueden seguir fielmente a un líder que cambia de convicciones y que traiciona sus promesas en función de sus intereses particulares. De la Boétie sostiene que el ser humano pierde la capacidad de crítica porque es mucho más fácil ser pasivo frente al que manda que resistir la arbitrariedad.

Fue el primero en entender que el poder no se sustenta por la amenaza de las armas ni por las condiciones materiales de la existencia, sino que está basado en el libre sometimiento y en la aceptación de un yugo que exige la renuncia a la libertad. 'Mutatis mutandis', esto es lo que está pasando en el PSOE: sus militantes anteponen el liderazgo de Sánchez a cualquier contradicción y están dispuestos a asumir lo que el propio dirigente consideraba indecente hace poco tiempo. Su capacidad de crítica está anulada por el carisma del inquilino de La Moncloa.

Hegel apuntaba que el amo no existe sin el esclavo. Pero De la Boétie sostiene que el esclavo es antes que el amo, que se forja en la conciencia de cada hombre: «Su poder es el que ellos le quieran dar. Sólo puede hacerles daño mientras quieran soportarlo. No podría hacerles mal alguno si no eligieran sufrirle antes que contradecirle». La servidumbre voluntaria es mucho más difícil de romper que las cadenas de acero.