TIRO AL AIRE
Saturno
Al hablar del cielo se empieza por Marte y se termina preguntando por la existencia de Dios
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Iniciar sesiónLo vi de lejos, lejísimos, pero me dejó obnubilada. Qué cuerpo, qué líneas, cuánta belleza. Imposible despegar mis ojos de él. Y eso que lleva anillo. Es más, creo que es el anillo lo que más me atrae de él. Lo conocí al lado del ... mar, a las tantas y sin luz, qué mejor forma. 'Wow', grité, sin disimular, y me sorprendió que no hubiera más gente en ese estado de casi perder la cabeza. Luego hice muchas preguntas, la mayoría seguramente muy estúpidas, pero daba igual, quería saber y saber. Se las planteé a Jordi, el tipo que nos había presentado. También a Juan Carlos, que lo conoce bastante bien. Las contestaron todas, las que sabían y las que no, porque al hablar del cielo se empieza por Marte y se termina preguntando por la existencia de Dios.
Esa noche fue un ejercicio de ultra generosidad. No sólo porque nos dejaran manosear sus telescopios y sus cámaras, sino porque ¿cuántos de nosotros responderíamos con calma según qué impertinencias? ¿Cuántos, como ellos, diríamos no lo sé, no se sabe, podría ser, aún conocemos muy poco, quizá lo averigüemos en unos miles de años? Después de charlar con ellos, sé que debería ser obligatorio contar con un astrónomo o amante de la astronomía en cada debate. De cualquier tema. Para que nos recuerden que somos mínimos en este universo infinito y desconocido. Para que incidan en que, con nuestros propios ojos, sólo vemos una cara de la luna. Para que no nos olvidemos de que nuestros antepasados ya se fijaron, interpretaron y midieron matemáticamente este mismo cielo. Y, sobre todo, para que nos recuerden que sí, que a lo mejor somos superlistos y hemos desarrollado una tecnología muy puntera, pero no tenemos ni idea de casi nada de ahí afuera. Por eso, nuestros interrogantes, afirmaciones y miedos sobre el cielo dicen más sobre nosotros mismos que sobre el Universo.
Saturno palpita cuando lo miras por el telescopio. Bum-bum, bum-bum... Es la atmósfera la que hace temblar su imagen, me dijeron, pero para mí era su corazón bombeando, un ser vivo que me interpeló. Quizá me saludó. O me riñó. A lo mejor me dijo «gracias por mirarme» o, al contrario, «¿qué haces ahí parada? Ven a verme, me aburro». O no me dijo nada porque el resto del mundo no le interesa. Pero yo vivo segura: me habló.
Hay políticos que afirman que hay gente preparando cohetes para irse a otro planeta, satélite o asteroide. Espero que lo mío con Saturno sólo sea que siempre fui muy enamoradiza. Perder la cabeza por un desconocido inalcanzable no me preocupa mucho. Otra cosa es la psicosis con las mudanzas estelares de una política en el poder. A ver si va a ser consciente del roto que ella y los suyos están haciendo aquí abajo con nosotros y nuestra convivencia. Igual de ahí su sospecha de que quien se lo pueda permitir, intentará huir.
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