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la suerte contraria

El hundimiento

La inmigración ni siquiera es un problema. Es una oportunidad que, en todo caso, debe ser gestionada, vigilada y planificada

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José F. Peláez

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Por algún motivo, algún lumbreras en el PP ha decidido decir a sus ocho millones de votantes que no tenían razón, que se equivocaron y que tenían que haber votado a Vox, que eran quienes acertaban y no ellos; que da igual que uno de ... cada cinco trabajadores en España sea extranjero, que el 16 por ciento del crecimiento del PIB se deba a la inmigración o que su contribución al Estado con impuestos y cotizaciones sea superior a lo que reciben; da igual también que el 28 por ciento de los que cuidan a nuestros mayores o el 30 por ciento de los trabajadores domésticos sean inmigrantes. Y que sin ellos no habría mano de obra en el campo. Da igual que haya casi 600.000 autónomos, que todos sostienen con su esfuerzo las pensiones y que dinamizan sectores estratégicos como el turismo, inviable sin ellos. Da igual todo eso porque a alguien en el PP le ha entrado miedo a que su cuñado le llame progre en la cena de Navidad. Sus complejos han hecho el resto y optan por estigmatizar a la inmigración al asociarla a delincuencia y nos dicen que, desde hoy, es un problema. Pero la inmigración no es un problema; lo es la inmigración ilegal. No son un problema los inmigrantes; lo son los delincuentes. No existe un problema real con la inmigración en España; existen zonas concretas con problemas. Y deben ser afrontados.

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