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La Tercera

Proust: las tres claves

«Al tirar del hilo saca algo en limpio, y eso que saca, es su vida. Al peso, una vida es un magma, una acumulación de hechos, y eso todavía no es una vida. Es un caos. Pero una vida recuperada, una vida reapropiada, sí es una vida. Sólo vivimos de verdad tras saber que hemos vivido»

Nieto

Álvaro Delgado-Gal

Dentro de poco hará cien años que falleció Proust, un día de noviembre de 1922. El centenario se agota, de modo que me apresuro a dedicar un peán al mejor escritor que ha dado Francia en el siglo XX. André Gide se negó a publicarlo, ... y la Academia Francesa prefirió no abrirle sus puertas. Proust tuvo que contentarse durante años con ser prestigioso entre unos cuantos allegados, honor casi invisible que pocos creadores envidian. Tres secretos, tres bellísimas rarezas asisten a la literatura proustiana. En primer lugar, el estilo. Sitúo a Proust entre los archimodernos. Quien se haya asomado a 'Retrato del artista adolescente', de James Joyce, entenderá a qué me refiero. En las líneas inaugurales del libro, la sintaxis elemental, fracturada, reproduce, más que describe, la vida interior de Stephen Dedalus en sus años pueriles y todavía balbucientes.

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