Vivimos como suizos
Marimacho
Ese meter sólo la puntita del PP con su abstención es un poco desconcertante
A veces me da la impresión de que Inés Arrimadas es como George Clooney y su estirada mujer, que fueron a la boda de Meghan y el príncipe Harry en Windsor sin conocer a ninguno. Creía que esas cosas sólo pasaban en el «¡Hola!» cuando ... necesitan invitados conocidos para llenar páginas. Ciudadanos dice que va a sentarse a negociar los presupuestos con el Gobierno. Esos presupuestos de su padre y su madre. Arroz con cosas. Según el partido liberal, el Gobierno se ha comprometido a eliminar en el trámite de enmiendas la subida al diésel. Y Montero la grande dice que no había tenido ese contacto con Ciudadanos, pero que estarán encantados de sentarse a hablar. O sea, no sé de qué demonios me está hablando. A esta invitada no la conozco.
Pero Montero sí que deja en el aire la subida del diésel ante la presión del PNV. Quizá Pedro Sánchez preferiría de socia a Inés Arrimadas en lugar de a toda esa patulea que tiene. Pero como lo que prefiere con más fuerza es seguir en la Moncloa, se aguanta. De momento, Ciudadanos vota sí al estado de alarma que a Sánchez le sale de los cataplines. El PP se abstiene. Para dar cobertura a las autonomías. Por las mismas razones que no se entienden podría haberse abstenido en la moción de censura. Este meter sólo la puntita es un poco desconcertante. Como las cosas de Ayuso.
Echenique nos soltó ayer enumeradas una retahíla de certezas para hacer la pelota al Gobierno. Ayuso dice que los madrileños necesitan certezas. Y quiere cerrar Madrid unos días sí y otros no. Me gusta mucho, porque la veo como a Aurora Bautista dirigiendo la asamblea de mujeres de «Amanece que no es poco». ¿Quién se presenta a puta? ¿Quién a adúltera? ¿Hay alguien a quien le interese ser monja? ¿Y alguien que quiera ser marimacho?
Supongo que cuando Gabi Rufián dice que España tiene enormes carencias democráticas no se refiere a que Sánchez no quiera ir al colegio sino a que no se pueda elegir marimacho en asamblea. O a que no se pueda ir a la boda que a uno le dé la gana.