Las raíces del cielo
A Luis Avial le he visto trabajar sobre el terreno. Empuja el carrito en el que va montado su georadar con una concentración insondable. Atento a la pantalla del georadar, descifra magistralmente las cicatrices dejadas en el subsuelo por las fosas de la Guerra Civil ... y la posguerra.
Avial ha trabajado en proyectos de exhumación de más de setenta fosas. He conocido de primera mano su trabajo sobre la fosa de Alfacar, en el lugar en el que se asegura que yacen desde hace setenta y tres años los restos de García Lorca y de sus cuatro compañeros de infortunio.
El trabajo de Avial ha proporcionado al mundo las primeras imágenes científicas de la fosa, su morfología y sus dimensiones. Su particularidad es que no es nada diferente a las fosas diseminadas por toda España que ahora se están sacando a la luz para devolver los restos de estos españoles a sus familiares. Avial ha sondeado la fosa de Federico García Lorca consciente de que es todo un símbolo de las atrocidades cometidas en la Guerra Civil, y con el convencimiento de que el recuerdo del poeta debe unir a todas las generaciones en el tributo a todas las víctimas y en la condena de aquella barbarie fratricida.
El trabajo científico en la fosa de Alfacar lo ha realizado Luis Avial con un profundo respeto a quienes yacen en ella, sean quienes sean. Sé muy bien lo que es para Avial sentir ese respeto: le he visto coger con sus manos la tierra dolorida de una fosa y acariciarla, como si tocara las raíces del cielo.
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