Tiempo recobrado
El cocodrilo del Pisuerga
La pandemia se explicacon la misma lógica de un cuento de Tarzán

En este país hemos perdido muchas cosas, pero lo que jamás había sucedido es que desapareciera un cocodrilo. Una multitud le busca desde hace días por las orillas del Pisuerga, cerca de Valladolid. Nadie sabe de dónde procede, pero hay testigos que afirman que mide ... tres metros y que le han visto merodear por la maleza. Incluso le han identificado como un saurio procedente del Nilo.
He leído que algunos han rastreado sus huellas y que se han hallado restos de peces devorados por sus fauces. Pero también hay expertos que ponen en duda su existencia porque creen que es muy improbable que un animal de esa procedencia pueda estar oculto en la ribera del río castellano.
Algunos ayuntamientos de la zona han alertado a la población para que evite el peligro, pero también hay naturalistas que han manifestado que estos cocodrilos no atacan a los seres humanos salvo que se sientan acorralados o amenazados.
El saurio del Pisuerga es hoy el gran enigma nacional como lo fue hace unas semanas el ovni que cruzó la pantalla mientras intervenía un corresponsal en directo desde Roma en el informativo de Pedro Piqueras. El asunto fue objeto de todo tipo de especulaciones en las redes, pero sigue siendo un misterio.
Pocas cuestiones hay tan interesantes en la vida nacional como la búsqueda de este cocodrilo que está sembrando el terror entre las truchas del Pisuerga, un río conocido antaño por su gran riqueza pesquera.
Pero el afán por localizar el cocodrilo resulta también una metáfora de lo que está sucediendo en nuestra vida política en la que muchos dirigentes se han lanzado a la búsqueda desesperada de un culpable de los males que nos asolan desde hace meses.
El cocodrilo puede ser China, el doctor Simón, la presidenta madrileña, el feminismo o incluso Mariano Rajoy. Todos los días asistimos al espectáculo de esa cacería de la bestia que propició la expansión incontrolada del virus y la muerte de decenas de miles de ciudadanos. Pero el cocodrilo sigue sin aparecer, aunque muchos afirman haberle visto y tenerle localizado.
Lo mismo que si en Valladolid aparece muerta una oveja le van a echar la culpa al reptil del Nilo, todo lo que nos sucede se explica por ese cocodrilo que nos ha sorprendido y que ha causado la catástrofe por su cruel naturaleza.
Bastará con encontrar al cocodrilo para que todo se arregle, para que la pandemia desaparezca y para que todos vivamos en el mejor de los mundos posibles. La responsabilidad la tiene ese malvado saurio. No hay que profundizar más ni reflexionar sobre las causas que han provocado nuestra desgracia porque ya sabemos que toda la culpa la tiene ese bicho.
La pandemia se explica con la misma lógica de un cuento de Tarzán en el que el héroe de la selva logra acabar con la amenaza del cocodrilo con su cuchillo. Hay muchos que quieren ser Tarzán y nadie que desee asumir el papel del perverso depredador. A ver quién captura al animal y gana la batalla del relato.
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